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daniel.blumrosen@eluniversal.com.mx
A paso lento, con el objetivo de ser prácticamente imperceptible, Juan Carlos Osorio cumple —lo más rápido posible— el proceso migratorio al volver a México. Sabe que es el “villano favorito” de la afición, por lo que se le escolta a una puerta alterna en el aeropuerto capitalino.
Escape de un hombre al que se le protege después de la histórica caída ante Chile (0-7), por los cuartos de final en la Copa América Centenario, aunque resulta imposible asegurar que no vive sus últimos días como director técnico del Tricolor.
“No, no lo garantizo en el cargo”, atina a contestar Guillermo Cantú, secretario general de la Federación Mexicana de Futbol. “Nadie lo está... No tenemos garantizada ni la vida”.
Por más que Santiago Baños, director deportivo de Selecciones Nacionales, se esmere en intentar apagar el incendio que rodea al estratega colombiano, Cantú revela que el futuro del hombre que comanda al hoy sumamente criticado representativo se definirá durante la actual semana.
“Tranquilo no está alguien”, sentencia. “Una derrota de estas... Hay que evitar el impulso de hacer algo nada más porque sí”.
“Hay que sentarnos [a platicar], tener un par de días y empezar a analizar cuestiones”.
Osorio lo sabe, aunque esboza una pequeña sonrisa cuando ya aparece en la camioneta con la que es trasladado junto a los futbolistas Diego Reyes, Raúl Jiménez e Hirving Lozano, quienes sí enfrentan a la gente que está en la terminal aérea. No les va mal, reciben más peticiones para una selfie que reproches.
Pero con el sudamericano pudo ser diferente. Cantú insiste en que “obviamente, la derrota nos duele a todos. El hecho de perder así es humillante, vergonzoso y —en ese sentido— todos estamos en la misma. Hay que tener un tiempo para poderlo asimilar y empezar a analizar qué es lo que sucederá”.
“No hay alguien que se salve”, complementa. “Cuando pierdes así, en un deporte de conjunto, no hay para donde hacerse y hay que decir la verdad, que es que perdimos humillantemente, vergonzosamente, y debemos ponernos a trabajar rápido”.
El primer paso será decidir el futuro de ese hombre al que se cuida en el aeropuerto, al menos por ahora. Todo puede cambiar durante las próximas horas.
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