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Tomás Boy sonríe mientras saluda a sus nuevos futbolistas, pero el sentimiento no parece ser recíproco, al menos no de forma unánime. Atípica presentación de un director técnico cementero, porque se respira tensión. Las rencillas del pasado no han sido sepultadas... Y el ‘Jefe’ reaviva la llama.

Eso explica la indiferencia mientras estrecha la mano de José de Jesús Corona, a quien tildó de ‘desquiciado’ tras aquella trifulca protagonizada por el Morelia y el Cruz Azul en la vuelta de la semifinal del Clausura 2011.

También hubo desencuentros con Fausto Pinto, Christian Giménez y Gerardo Torrado, pero ellos hasta reciben una palmadita de su ahora entrenador, quien apela al profesionalismo para trabajar en conjunto, porque no se aflige a causa de lo expresado en contra de esos hombres que a partir de ahora son su soporte.

“No estoy arrepentido de lo que hice. Puede ser en la forma que lo manejé”, concede el hoy estratega de La Máquina. “No estoy arrepentido, porque en ese momento estaba la calentura, íbamos a llegar a una final. Hacerlo con el Morelia, imagínate. Y luego, ganarle a un equipazo, como lo era Cruz Azul en ese momento. Eso trae sus cosas, pero no me arrepiento de algo”.

Mucho menos de aceptar la invitación de un conjunto que tiene como líderes a jugadores que podrían sentirse incómodos con su llegada, porque “cuando te habla Cruz Azul, lo hace un grande, así es que no es tan sencillo decir que no”.

“El tema tiene que ver con profesionalismo. No tengo algún resentimiento, no seguí [peleando]”, añade. “Aunque ustedes no lo crean, hago cosas que luego parecen que son de una forma y son de otra”.

“Por ejemplo, un día con [Víctor Manuel] Vucetich, yo acababa de llegar al Atlas para salvarlo del descenso y él estaba en la banda con [Ángel] Reyna. Ya tenía rato con que si lo metía o no. Le dije que ya lo metiera, porque necesitaba empatar el partido. Él se quejó con el árbitro, normal. No hay resentimientos, me llevo bien con todos. Ahorita, no tengo enemigos. A lo mejor, me los gano, pero no los veo... Por eso, Vucetich se hizo más viejito que yo”.

Guillermo Álvarez, presidente de los Cementeros, coincide y advierte que “estamos hablando de un terreno profesional en el que se tiene que brindar lo mejor, sobre todo teniendo en cuenta que hay una institución que los ha contratado”.

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