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Sandy, Utah.— Ricardo Ferretti salta a la cancha con libreta bajo el brazo. Va serio, con la vista fija hacia el césped y cuando la levanta nadie la cruza con él, pues su mirada es desafiante, en busca de pelea. Ese es el ‘Tuca’ malo.

A los pocos metros acelera el paso para alcanzar a Javier Hernández, quien conversa con Moisés Muñoz. Ferretti bromea y hace reír al ‘Chicharito’. Como si se conocieran de años.

Ese es el ‘Tuca’ bueno...

Se sienta al inicio del juego junto al ‘Chima’ Marco Antonio Ruiz, uno de los tantos jugadores que ha dirigido en sus ya casi 25 años como técnico y que ahora es auxiliar. “He visto ya a casi cinco generaciones de futbolistas. Tú ni nacías cuando yo ya trabajaba”, le bromeó a un periodista con suerte, pues son pocos a los que les dirige la palabra. Ese es el ‘Tuca’ bueno.

Los himnos se tocan y el brasileño, quien lleva ya casi 40 años en México, se pone de pie y escucha una canción que él adoptó como propia, porque Ferretti es mexicano, aunque no pueda decir “chin… ma…”, sin perder el tono portugués. Ahí es el ‘Tuca’ malo.

Y es que así es: Bipolar. Unos aceptan que es la versión moderna, bueno, no muy moderna, porque ya pasa de los 60 años, de “El Doctor Jekyll y Mr. Hyde”, porque cuando de futbol se trata, nada le interesa más que ganar. Ese es el ‘Tuca’ que todos quieren.

La gente que llega al Río Tinto Stadium, la afición mexicana no es muy fiel que digamos, en lo que al técnico se refiere, así como hace uno meses “El Piojo” Miguel Herrera era “Dios”, hoy lo han guardado en el baúl del olvido.

“Queremos que ‘Tuca’ se quede, ese sí le pone hue…”, dicen los paisanos. “Al ‘Piojo’ se le subió, sólo quería salir en comerciales”, reprochan.

Ferretti se la pasó de pie en su zona técnica. Desde que inició el juego hasta el minuto 20 de juego. Cuando cae el gol en contra, la mirada, en el vacío. Ese es el ‘Tuca’ reflexivo.

Se sienta un momento. Charla con el ‘Chima’. Miguel Mejía Barón no lo acompaña en la banca y cuando el Tri comienza a dominar, se producen los gestos que hacen temblar hasta a su famoso bigote. Abre los brazos ante un tiro fallido de Carlos Vela. Reprueba una marcación arbitral y cuando el ‘Piloto’ Jiménez falla un cambio de juego, azota el balón en el césped.

Ese es el ‘Tuca’ que todos temen.

El ambiente en el Río Tinto Stadium es estupendo. Pequeño inmueble, pero acogedor. Veinte mil personas, quizá un poco más, y 95 por ciento mexicanas. Cantan el “Cielito Lindo”, corean los nombres de los seleccionados que están en la banca: Guardado, Márquez, ‘Chicharito’ y Ferretti se recarga en un poste, cansado de gritar y de que nadie le haga caso.

El ‘Tuca’ se prepara para regañar.

Y cuando cae el segundo gol de Trinidad, ni se inmuta, al igual que cuando Carlos Esquivel anota. Se extrañan los festejos a lo ‘Piojo’

Esas son las caras de Ferretti. De seriedad, de felicidad, de enojo, de furia, de berrinche. Acaba el primer tiempo y Ricardo se va como llegó. Mirada al césped y libreta bajo el brazo. Nadie se le pone enfrente, porque no saben con quién se encontrarán, con el ‘Tuca’ bueno o con el ‘Tuca’ malo.

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