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Iracundo, genio y figura. Terco y gritón. También con la capacidad de crear equipos sólidos, de ganar campeonatos. Sus equipos suelen no gustar, pero son efectivos.

Ricardo Ferretti [Río de Janiero, 1954] es un hombre que ha librado la guillotina en los 24 años que tiene como entrenador. Nunca ha sido cesado en una Liga MX, cuyos clubes están acostumbrados a despedir técnicos, ante la tentación de una mala racha.

El ‘Tuca’ es un estratega sobreviviente a la inestabilidad. Rescata equipos del descenso y ha ganado tres títulos del Primera División, con Pumas, Guadalajara y Tigres.

Es conocido como un estratega que prescinde del espectáculo en pos del resultado y los puntos. Algún bromista le apodó el ‘Empatuca’,

“Le importa un cacahuate lo que digan de él. Si cree en una verdad es muy difícil sacarlo de ahí”, describe Octavio Rivas, psicólogo deportivo y amigo del timonel brasileño.

Basta con escribir en Google “‘Tuca’ Ferretti enojado” para encontrar que el técnico interino de la Selección Mexicana es explosivo.

Se encuentran videos donde regaña a sus jugadores con groserías, rabietas y berrinches. “A ver, bola de pen... no es ni aquí, ni acá, es allá, donde hay que poner el balón, porque ataco el hueco”, reclamaba Ferretti a sus jugadores durante una pretemporada con los felinos del norte.

“Que se preocupen cuando no les grite, porque significa que los voy a correr”, le confió el estratega al doctor Rivas hace algunos años.

El especialista en Psicología, no obstante, explica esas actitudes: “En el campo les puede gritar y la gente se va a quedar de ‘oh, este cuate está loco’, pero ya en el vestidor y en el trato cotidiano es otra cosa. Busca ser amigo de los jugadores”.

“Sí es gruñón. Evidentemente no es así todo el tiempo. Son momentos que tiene con su personalidad explosiva. Yo era uno de los jugadores que no comulgaba mucho con ese tipo de carácter”, revira José Antonio ‘Tato’ Noriega, pupilo del ‘Tuca’ en Universidad Nacional y en la Selección Nacional en el único partido que el sudamericano dirigió al Tri en 1993.

También “gusta” de hacer señas obscenas al público y regañar reporteros cuando le hacen alguna pregunta incómoda. Pero es “un tipo que es muy buen amigo”, según Rivas.

Sin embargo, con los dirigentes, el brasileño “es más duro, porque no le gusta que le impongan cosas”.

Noriega guarda una anécdota acerca de Ferretti: “Cuando era jugador, nos tocó ser compañeros de cuarto y lo vi fumando. Era un tipo que siempre estaba a tope físicamente y me llamó la atención que hiciera eso. Entendí que se podía hacer si uno era profesional”.

Hoy, el ‘Tato’ dice que “lo veo como la mejor opción, no sólo para ser interino, sino para ser el entrenador de México para lo que resta del proceso”.

“Tiene la disciplina, la capacidad y el conocimiento que se necesita actualmente en la Selección”, halaga el ex futbolista que no congenió con la versión “ogro” de Ricardo Ferretti.

Mejía Barón, su cómplice. Hay un acompañante al que Ricardo Ferretti ha hecho su escudero a lo largo de su trayectoria como entrenador: Miguel Mejía Barón.

“Más que consejero, se ha convertido en un cómplice, en el que ‘Tuca’ puede decirle, ve a la tribuna o a la cancha, dependiendo de cuáles sean las metas y objetivos que ellos se planteen”, expone Octavio Rivas.

“Estoy seguro de que sería fabuloso para la Selección que estuvieran juntos”, finaliza.

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