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En La octava plaga (Almadía, 2017) arranca la saga Casasola, esa serie de historias que Bernardo Esquinca ha escrito teniendo como protagonista a un reportero de nota roja que fue defenestrado en el diario que trabaja y pasa de cubrir cultura a hacerse cargo de los hechos de sangre. Pero ese periodista se adapta tan bien que se convierte en el especialista de lo oculto y lo macabro.

“Aquí está la génesis de Casasola”, señala el escritor que le ha dado continuidad a la saga Casasola con Toda la sangre y que el año pasado publicó una precuela en Carne de ataúd, donde cuenta la vida del abuelo de Casasola, que fue quien siguió los asesinatos del célebre “El Chalequero”, el primer asesino serial que escribió su historia en México.

“Estas primeras cuatro novelas son como un ciclo, diría que son como una primera temporada, y después la misma saga pasará a otra etapa. Me siento bien, creo que puede expandirse un poco más sin forzarla demasiado. Me gusta el universo que he creado y da para más”, señala.

Bernardo Esquinca asegura que cuando escribió La octava plaga no sabía que iba a ser una saga, “pero justamente me di cuenta que me sentía muy cómodo con el personaje y que daba para más; y, de hecho, sigue, hay una cuarta novela que ahorita está reposando y que seguramente verá la luz el próximo año, en Almadía”, afirma el autor que fusiona lo sobrenatural con lo policiaco.

Esta es una novela inspirada en la Ciudad de México, como toda la saga, y acota puntualmente todos los lugares que juegan un punto central en la historia, como el Museo de Historia Natural de Chapultepec, o las librerías de viejo en la calle de Donceles. En esta historia, además de los orígenes en el periodismo de nota roja de Casasola, están una serie de asesinatos en moteles de la capital, lo que lleva a nombrar a la ejecutante como la “Asesina de los Moteles”.

Ahora Casasola se hace acompañar y arropar por dos viejos lobos de mar en el periodismo policiaco: un reportero jubilado apellidado Verduzco, y un fotógrafo, también veterano, apodado “El Griego”.

La octava plaga es una novela fundacional porque vemos cómo es que el personaje se transforma en un reportero de nota roja y cómo hace sus pinitos en este universo que le es absolutamente desconocido; en Carne de ataúd descubrimos de dónde viene este personaje, sabemos allí que tiene un linaje, que su abuelo también hacía nota roja pero lo desconocía porque es un persona proscrito en la familia y en su tiempo también”, afirma Esquinca.

En la cuarta entrega de esta saga que ya está terminada (Esquinca adelanta que se titula Inframundo), así como en Carne de ataúd, el Casasola de la época actual desaparece porque su abuelo es el protagonista. Pero en esta cuarta novela regresa Casasola a la época actual y lo vemos involucrarse en un misterio que tiene que ver con los librerías de viejo de la ciudad y con libros malditos.

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