La religión ha unido a los mexicanos a lo largo de su historia, pero también los ha enfrentado entre sí, asegura Carlos Pascual, quien presenta Memorial de cruces, novela sobre la Guerra Cristera con la que traza paralelismos entre este conflicto y la actualidad del país.

La Guerra Cristera (1926-1929), 90 años después de su inicio, "está en el clóset absolutamente, no la ves en los libros de texto, no se habla de ella", porque finalmente terminó siendo vergonzosa para ambos bandos, valora Pascual en una entrevista.

Esta guerra civil, que dejó miles de muertos, nació por la confrontación de la Iglesia mexicana y el Gobierno del presidente Plutarco Elías Calles por la conocida como "Ley Calles", que reforzaba la separación entre el Estado y la Iglesia y restringía las actividades de los religiosos.

A día de hoy, la Guerra Cristera "sigue vigente", latente en la sociedad mexicana, y con "rascar" un poco, se encuentran numerosas historias de gente cuyos familiares eran cristeros -como se denominó a los combatientes por la Iglesia- o que sufrieron los desastres del conflicto, ejemplifica.

Presentado a modo de un "libro de las revelaciones" y echando mano ocasionalmente a un lenguaje bíblico, Pascual finaliza los capítulos de la narración rescatando de la hemeroteca palabras de los protagonistas del conflicto y fragmentos de periódicos de la época.

Un recurso que utiliza para tender un puente hasta el día de hoy, buscando reflejos entre lo ocurrido hace casi un siglo y la actualidad.

Por ejemplo, al final del capítulo que relata la escalada de tensión entre los obispos y el Gobierno de Calles, Pascual recupera las palabras de ataque de los obispos mexicanos hacia la despenalización del aborto en la capital del país, en 2007.

"Es evidente que no se ha resuelto el problema religioso en México", asegura.

Hay un "entretejido que se ha dado siempre con la intervención bastante imprudente de la Iglesia católica en los asuntos de Gobierno de México, escudándose en una cuestión muy delicada y que yo respeto mucho, que es la fe", apunta al respecto el también autor de obras como La insurgenta (2010).

Con las agitadas protestas que reinan en el panorama actual, como las que van en contra del matrimonio homosexual, "estamos viviendo 90 años después exactamente lo mismo" que ocurrió tras la aprobación de la "Ley Calles": una Iglesia "soliviantada, gritona, histérica, que quiere enseñarnos a vivir y a pensar".

"Lo que no estamos viendo es un Gobierno como el de Calles, que supo mantener la cohesión laica (...), ahora estamos viendo un Estado absolutamente debilitado, cobarde, timorato para poner un orden y tranquilizar a estas personas", afirma Pascual, matizando que no habla de "censura" a los obispos, sino de dejarles claro que México es un Estado laico.

"Noto tan exacerbada a la sociedad mexicana, tan frustrada, enojada, harta, que me parece que una yesca ardiendo de cualquier cosita puede provocar problemas fuertes", opina.

Pese a que en el ADN mexicano hay "un exceso de vida republicana y de Estado laico", el escritor sostiene que hay un "México profundo", un "estrato sumamente ignorante y fanatizado, que es el que puede de repente prender una antorcha".

Sobre la canonización el próximo octubre de José Sánchez del Río -el llamado "niño cristero"- por decreto del , Pascual considera que es otra iniciativa de la Iglesia católica para "cuidar sus principios".

Asesinado en 1928 en el occidental estado de Michoacán, el niño es considerado por la Iglesia católica como uno de los mártires de la Guerra Cristera.

"Es lo que le queda a la Iglesia, seguir alimentando su propia historiografía, y la historiografía de la Iglesia se alimenta a través de los mártires, de los beatos, de los santos", sostiene el autor.

nrv

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