Obras de , Mary Cassatt, , José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, entre otros, conforman la exposición Tres siglos de grabado de la Galería Nacional de Arte de Washington, que permanecerá en el hasta el 30 de abril.

Durante un recorrido por la exposición, Bertha Cea Echenique, coordinadora ejecutiva del Patronato del Antiguo Colegio de San Ildefonso, agradeció la colaboración institucional de Terra Foundation for American Art, quien patrocina la gira internacional de esta exposición de grabado, que de Washington se trasladó a la Galería Nacional de Praga a finales de 2016 y llegar a San Ildefonso, de donde partirá al Museo de Arte de Dallas.

Dividida en nueve núcleos temáticos, la exposición aborda desde críticas sociales, documentación de sucesos relevantes en Estados Unidos, así como el paso a la preponderancia de lo estético, en los apartados “Intercambios transatlánticos”; “Expansión, conflicto y nuevos mercados”; “El grabado artístico”; “Armory show”; y “Mirando hacia arriba, mirando hacia abajo”.

También en los denominados “La gran depresión y la distribución masiva”; “Guerra y abstracción”; “¡Cultura ‘PoPular’!” y “Pluralismo”, de los cuales habló Amy Johnston, co-curadora de la exposición y curadora asistente de Gráfica y Dibujo de la Galería Nacional de Arte de Washington.

En el primer apartado destacó la importancia de los intercambios culturales, movimiento que se produjo al llegar los europeos a América, en el cual artistas e imágenes viajaban de un continente al otro para compartir producciones. En esa época, los primeros grabadores fueron entrenados como artesanos.

Por esta razón, las piezas de artistas como Paul Revere y Amos Doolittle carecen de sofisticación, sin embargo se dedicaron a retratar la situación política y social de su país. “Paul Revere, héroe revolucionario, fue capacitado como platero en la ciudad de Boston. En una ocasión las tropas militares británicas empezaron a disparar a un grupo de ciudadanos, algunos fallecieron, y este suceso quedó plasmado por sus manos”, detalló Johnston.

Agregó que, molesto por los acontecimientos, el artista llevó a cabo un grabado de lo que sus ojos observaron en aquella tragedia, con un texto que incitaba a la gente para que alzara la voz. Grabó múltiples copias de esta imagen y la distribuyó por la ciudad de Boston.

Esto ocurrió cinco años antes de la revolución en Estados Unidos y los historiadores están de acuerdo en que la imagen creó una revuelta entre las personas y ayudó a que se llevará a cabo el levantamiento, lo cual es prueba del poder de las imágenes en el siglo XVIII.

El recorrido continuó con la aparición de cuadros que presentan el traslado de personas en el norte de Estados Unidos hacia el Este, los cambios se pueden ver en los grabados de principios del siglo XIX. Se admiran los retratos de indígenas de la zona norteamericana, e imágenes de los barcos a vapor, así como el desarrollo de la democracia estadounidense.

Las obras con temas “Intercambios transatlánticos”, “Expansión, conflicto y nuevos mercados”, “Mirando hacia arriba, mirando hacia abajo”, “Guerra y abstracción” muestran una faceta documental social pero al llegar a “El grabado artístico”, Amy Johnston refirió el trabajo del pintor John James Audubon, quien dibujó toda clase de aves, como flamingos o pelícanos, en una colección de 430 imágenes.

“Él quiso documentar todas las aves y especies en la zona del norte de América. Le tomó 20 años, viajó, observó y fotografió a la aves para después poderlas dibujar. Audubon insistió en que los grabados representaran las dimensiones reales de las aves”, comentó.

A finales del siglo XIX hay un cambio principal en el mundo del arte, de las imágenes documentales sociales hay un paso a los grabados que brindaron mayor énfasis a las cuestiones estéticas. Las piezas que representan esto abordan las temáticas “Armory show”, “¡Cultura ‘PoPular’!”.

“El artista James McNeill Whistler no ofrece tantos datos, más bien proporciona un sentimiento. Él nació en Estados Unidos, aunque pasó mucho tiempo de su carrera en Londres, tuvo una gran influencia en discípulos de su escuela que tomaban de referencia su estilo de grabado”, explicó Johnston.

Existía diversidad artística en ese período, los artistas trabajaron con distintos estilos, es decir, desde lo abstracto hasta el realismo y por supuesto había crítica social, humor y documentan la realidad.

George Bellows muestra un grupo de hombres debajo del puente de Brooklyn, están nadando, vistiéndose, molestos; esto se dirige a la preocupación de los migrantes en la ciudad de Nueva York en aquellos años. Él escogió mostrar a sujetos de los cuales no se hablaba en las bellas artes, gente común y corriente”, añadió.

Los artistas buscaban independizarse de los ejemplos y del arte europeo. Al mismo en que se llevaban a cabo los grabados en la ciudad de Nueva York, se realizaron cosas similares en México.

“Lo interesante en esta exposición es el intercambio de los artistas. Los creadores de norteamérica estaban fascinados con lo que hacían los mexicanos después de la revolución”, compartió la curadora.

Prueba de esto se admira en la temática “La gran depresión y la distribución masiva” donde hay piezas de muralistas como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Ellos fueron invitados a Estados Unidos para elaborar los grabados.

En síntesis, dijo, la exposición reúne una vasta cantidad de piezas que reflejan el intercambio de culturas entre continentes, así como el interés por informar a través de las imágenes y usar los grabados como un medio para transmitir emociones o acontecimientos.

nrv

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