Cuba celebra hoy 20 años de la llegada a la isla de los restos de Ernesto "Ché" Guevara y sus compañeros de armas, cuyo hallazgo en Bolivia se considera una "verdadera proeza de la ciencia" del país caribeño, que en octubre conmemorará los 50 años de la muerte del guerrillero cubano-argentino.

El proyecto fue una "ejemplar integración entre la investigación histórica, la sociología y otras ciencias sociales", publica este miércoles el diario estatal Granma en una extensa entrevista con los responsables de la búsqueda.

Los doctores Jorge González Pérez y María del Carmen Ariet, quienes trabajaron en el hallazgo e identificación de los restos, recordaron la "tensión" de la última etapa del rastreo, que comenzó dos años antes en cuanto se supo que el "Ché" estaba enterrado en la localidad boliviana de Vallegrande.

"Al principio todo resultó muy complicado. (...) Hasta el 31 de marzo de 1996 habíamos abierto más de 200 fosas porque aún no había un estudio histórico serio, entonces era cavar donde quiera que la gente decía que podía estar", explicó González Pérez, jefe del equipo cubano.

Hacia el final era una "carrera contra reloj" porque "el dictador boliviano" Hugo Banzer había sido elegido presidente, "lo cual significaba un riesgo para la búsqueda", agregó por su parte Ariet.

"Además había una intención muy grande de desinformarnos. Una muestra de ello fue la visita del agente de la CIA de origen cubano Félix Rodríguez, quien, ante la cercanía del hallazgo, apareció en una avioneta en Vallegrande para ubicar el enterramiento en un lugar opuesto adonde nosotros buscábamos", señaló la doctora.

Ante las presiones, los cubanos aceleraron la búsqueda y un día después de que el Gobierno boliviano les diera 48 horas para terminar, se produjo el hallazgo y con él "un alivio muy grande" para todo el equipo, confesó González Pérez.

El sábado 28 de junio, a las nueve de la mañana, "al labrar en la fosa, la pezuña de la máquina enganchó el cinto del Che, que había sido enterrado con su uniforme, y así salieron sus osamentas", recordó el especialista.

En la fosa común se encontraron siete esqueletos. El del "Ché" fue el segundo en hallarse.

Uno de los primeros indicios que hicieron pensar que era el guerrillero fue que la segunda osamenta no tenía manos, la prominencia de los arcos superciliares correspondía con la frente del "Ché" y la dentadura coincidía con la ficha dental de Guevara.

"Se observó, además, una bolsita con la picadura de la cachimba en el bolsillo y residuos del yeso de la mascarilla mortuoria pegados a la chaqueta", indicó González Pérez, quien especificó que para esta última etapa regresó una brigada de antropólogos argentinos que ya había trabajado junto a los cubanos.

Fueron días en los que "nadie dormía velando los restos" después de ser exhumados para su identificación, el momento "cumbre de tanto esfuerzo".

"El sentimiento de que has podido contribuir a restituir un pedazo de la historia de tu patria y del mundo fue algo muy grande, indescriptible", confesó el doctor, que participa activamente en la jornada por los 50 años de la muerte de Guevara, que Cuba conmemorará el próximo octubre.

Aunque los restos del guerrillero reposan desde hace 20 años en un mausoleo en la central ciudad cubana de Santa Clara, los especialistas de la isla no dan por terminada la misión de búsqueda, que ha localizado a 31 de los 36 compañeros de lucha del "Ché" en la guerrilla de Bolivia.

Para González Pérez el viaje hacia Cuba junto a las osamentas y la llegada a La Habana el 12 de julio de 1997 fue un momento inolvidable.

"Aunque no pude hablar con Fidel (Castro) ese día por la solemnidad del momento, sí sentí el dolor por el reencuentro y el recuerdo de la pérdida. Era como si él volviera a vivir los pasajes vividos junto al 'Ché'", agregó.

sc

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