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El lucrar con la pobreza ha sido uno de los conceptos y prácticas erróneas derivadas de la teoría económica y de negocios de Stuart Hart, creador del concepto conocido como la Base de la Pirámide, referido al segmento de la población que vive en pobreza pero que tiene capacidad de consumo.

En México los datos difieren, pues por un lado el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señala que hay 53.3 millones de mexicanos que entran en esta clasificación, mientras que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía indica que son 66.4 millones de personas.

“Las grandes empresas no han entendido que por un lado este segmento representa una oportunidad de crecimiento en la próxima década pero por el otro si no se atiende en sus necesidades básicas, las consecuencias sociales políticas y económicas podrían ser muy negativas”, comentó Hart a EL UNIVERSAL.

El académico estadounidense hizo un llamado a los tomadores de decisiones para que combinen los dos factores, el negocio con la responsabilidad social, y dijo que los modelos de negocio futuros deben crear desarrollo para las comunidades pertenecientes a la base de la pirámide, con el fin de garantizarles bienes y servicios como, vivienda, infraestructura, educación, agua potable, salud, conectividad, entre otros.

Luego de su participación en la cumbre de negocios organizada por la escuela de posgraduados de negocios del Tecnológico de Monterrey (EGADE Business School), Hart insistió en que es válido desarrollar sus negocios, aprovechándose de este segmento, pero buscando siempre la existencia de un impacto social.

El también profesor de la escuela de graduados de negocios de la Universidad Cornell argumentó que en el mundo más de 4 mil millones de consumidores forman parte de la base de esta pirámide, un segmento que ingresa individualmente menos de mil 500 dólares anuales.

“Es un enorme mercado que no está debidamente atendido, los modelos de negocio deben de tener en cuenta tanto la viabilidad económica como el impacto social y medioambiental, para crear valor sostenible tanto para las empresas, las industrias y para las comunidades a nivel global”, reiteró Stuart Hart.

“Estoy convencido de que sólo de esa manera podremos alcanzar los niveles de inversión ya que de no hacerlo así sería riesgoso, tenemos varias fotografías alrededor del mundo sobre cómo se ve cuando la desigualad impera y no es una fotografía bonita, tenemos ejemplos terribles en varias regiones del planeta. ¿Es ese el futuro que queremos?”, se cuestionó el académico Hart.

A pesar de sus descripciones se mostró optimista al decir que ningún problema y ninguna estrategia para resolverlo duran para siempre, “yo estaría muy satisfecho si podemos generar la suficiente riqueza que pueda de verdad igualar los niveles de vida y solucionar la inequidad social en México”, aseguró.

“Cuando eso pase, me retiraré, y lo deseo enormemente; a eso me he dedicado gran parte de mi vida, debemos de tomar conciencia de qué pasaría si eso no se logra, los gobiernos y las empresas, las implicaciones del medioambiente y de la pobreza en la estrategia de negocios”, destacó.

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