El Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró que las perspectivas para México siguen siendo favorables comparadas con otros países de Sudamérica, debido a que se prevé que la recuperación en Estados Unidos cobre impulso en el futuro.

Sin embargo, no será uno de los países que destacarán por tener un crecimiento más dinámico en América Latina como Perú, Chile y Colombia, porque el consumo privado y la inversión no respondieron como se esperaba.

El director del departamento del Hemisferio Occidental del organismo, Alejandro Werner, explicó que el crecimiento más débil de lo previsto en Estados Unidos al comienzo del año empujó a la baja las perspectivas de crecimiento en México, América Central y el Caribe.

En tanto, el persistente descenso de los precios de las materias primas ha debilitado aun más el entorno externo para la mayoría de los países de América del Sur.

El funcionario hizo ver que, a la par, algunos factores internos se agregan a las dificultades de carácter externo, lo que contribuyó a debilitar la confianza de las empresas y los consumidores y, por lo tanto, a reducir la demanda privada.

Afirmó que la moderación de los precios de las materias primas y el alto nivel de apalancamiento de las empresas implican que la inversión probablemente seguirá siendo débil durante un periodo prolongado.

Al exponer la actualización de sus previsiones que el Fondo Monetario Internacional dio a conocer en días pasados, volvió a mencionar que la revisión que hizo para la economía mexicana se confirmó el pronóstico de 2.4% para la economía mexicana para 2015 que implicó un recorte desde el 3% previsto en abril, y para 2016 pasó de 3.3% a 3%.

Reiteró como riesgos para América Latina la desaceleración en China y la normalización del ciclo monetario en Estados Unidos, a lo que se suma la incertidumbre en Grecia.

En conjunto, estos factores apuntan a que las perspectivas económicas en la región se enfriarán aún más. Además de las proyecciones de crecimiento más bajo para este año, prevemos un repunte más débil en 2016, indicó el organismo.

Por esa razón consideró importante que se refuerce la capacidad de resistencia de la región. Aplicar reformas estructurales, sobre todo para una integración comercial más profunda y la focalización del gasto público en infraestructura para fomentar la productividad.

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