En el Washington de Donald Trump, es imposible predecir el futuro, porque las circunstancias cambian mas rápido que una gacela perseguida por un león. Sin embargo, hay indicios de que hay un cambio en este momento en la correlación de fuerzas de una forma sorpresiva, que podría augurar cambios en el rumbo del país, si perdura. Y ese cambio tiene implicaciones importantes para el grupo del jóvenes indocumentados, mayormente mexicanos, conocidos como los Soñadores o Dreamers.

Durante los primeros ocho meses de la gestión de Trump hubo poca coordinación efectiva entre la Casa Blanca y los republicanos en el Congreso. Trump batalló sin éxito para avanzar temas en su agenda legislativa, incluyendo una reforma al sistema de salud, cambios fiscales, la construcción de un muro en la frontera e inversiones en infraestructura carretera y de puertos.

Desde luego, logró adelantar elementos de su agenda que él podía hacer solo, sin el Congreso, como la cancelación de regulaciones medioambientalistas y un endurecimiento de la politica migratoria. Pero en los grandes temas prometidos poco avanzaba, entre jaloneos con los líderes republicanos y bloqueos por parte de los demócratas.

Así que hace unos días, cuando se sentó con líderes del Congreso de ambos partidos para negociar el presupuesto anual y el techo de endeudamiento del gobierno, nadie esperaba una resolución, pero de pronto Trump se alió con la propuesta de los demócratas de extender el presupuesto actual tres meses más, levantar el techo de endeudamiento y volver a debatir estos dos temas en diciembre, una prorroga de tres meses. Y lo hizo contra las preferencias de su propio partido.

Y ahora viene la segunda vuelta en el tema de los Soñadores. El 5 de septiembre, el Fiscal General anunció la cancelación del programa, que tendría efecto en seis meses, pero Trump mismo empezó a dar señales de que esperaba que el Congreso actuara para legalizar a este grupo y que él apoyaría una legislación al respecto.

Y así, esta semana Trump salió de una cena con líderes demócratas indicando que él sí apoya legislación a favor de los “Soñadores”. Tendría que tener algunas medidas de seguridad fronteriza o migratoria, pero no un muro, dijo. Sus aliados lo acusaron de traidor, mientras los demócratas se regocijaban.

Hay que ver estas declaraciones con cautela. En estos momentos Trump ha decidido jugar con los demócratas, esperando cerrar tratos para mostrar que puede gobernar.

Pero sería un error creer que la legislación sobre los Dreamers ya está asegurada o que Trump ya va a gobernar aliado con sus adversarios. La reacción de los republicanos y sobre todo de su base dura, que no quiere ver ninguna legalización a los indocumentados, ni siquiera de los Soñadores, ha sido feroz.

Si bien hay guiños de ojo entre Trump y los demócratas en este momento para resolver el tema, la resistencia de su base se volverá muy real y un punto de presión importante en contra de un acuerdo. Y es muy posible que en el momento de tener que tomar decisiones sobre la legislación especifica, se vuelva imposible encontrar un punto medio entre el deseo de los demócratas de legalizar a los Soñadores y la demanda de Trump para seguridad fronteriza.

También las declaraciones de Trump pueden ser pura estrategia para golpear a los líderes republicanos, para que regresen con él, para luego su alianza con los demócratas en cuanto reciban el mensaje. Pero lo mas probable es que Trump simplemente quiere declarar victoria en dos o tres temas, y le importa poco el contenido de esas victorias. En ese caso, sí es posible que salga alguna legislación para proteger a los Soñadores, desde luego, con algunas medidas de seguridad adicionales.

Todo puede pasar en el Washington de Trump, pero por lo menos se abre de pronto una pequeña ventana de cooperación bipartidista que puede cambiar las posibilidades en el tema de los Dreamers, si bien no garantizarlas.

Presidente del Instituto de Políticas
Migratorias y ex director del Instituto
México del Centro Woodrow Wilson

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