Desde el 2015, y quizá en años más atrás, los vuelos entre sedes en la Copa Oro han sido el dolor de cabeza de muchos equipos. En ese año Miguel Herrera alzó la voz, también lo hizo alguna vez J uan Carlos Osorio en el 2017 y ahora, parece, no será la excepción.

El avión que llevó al Tricolor de Los Ángeles a Denver , y que compartió con Canadá, su próximo rival, tardó más de una hora en despegar, lo que fastidió a ambas delegaciones, que en estos torneos lo que más quieren es descansar y no estar sentados a la espera de viajar, y menos contra quién chocarán armas próximamente.

Al final, el avión salió, y en cuanto tocó tierra ambos equipos se separaron, despidiéndose amigablemente, y sólo se volverán a ver las caras el próximo miércoles, cuando se diputen los puntos del segundo juego. Ahí se terminarán las buenas maneras.

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