No importa si a la alineación se le trata de sacudir con tres cambios de un partido a otro. No importa si Matías Almeyda se revienta la garganta en tratar de componer los errores de su equipo. No importa nada para la afición de Chivas que ayer despidió a su equipo entre abucheos al sumar su tercera derrota en casa. Guadalajara es un cheque de tres puntos que puede cobrar cualquier equipo que visita su cancha.

No hay fortaleza en el Estadio Akron que no disfruta de una victoria de los rojiblancos desde el 28 de octubre del año pasado. Un triunfo en los más recientes 12 encuentros es neurosis para los seguidores del rebaño que no entienden como un conjunto que gozó hace menos de un año de su duodécimo título, está anémico de gol y con dolores en su futbol. Santos fue básico. No había necesidad de más. Cortó en media cancha la inteligencia de su rival.

Con trazos largos explotó las deficiencias de la defensa de Chivas. Julio Furch y Djaniny Tavarez anotaron para la causa lagunera que sumó su tercera victoria del torneo para llegar a 12 puntos. Al minuto 32 Julio Furch remató de cabeza desde el centro del área para picarla al lado izquierdo de Rodolfo Cota, tras el pase de Brian Lozano. Cota sumó su partido 40 defendiendo la portería de Chivas en casa, pero fue una noche amarga. La celebración siempre fue en su arco.

Cuando el Guadalajara propuso un vaivén, Santos lo mató con la lírica a todo galope de Tavares que se marchó con la pelota al área rival con un trazo largo a profundidad de José Abella. Matías Almeyda intentó una revolución con tres cambios al once titular pero en su lugar solo apuntaló a un equipo revolucionado en sus ataques. Imprecisos en su andar con la pelota y con pocas conexiones que pusieran en peligro la cabaña del juvenil Carlos Acevedo que jugó en sustitución de Jonathan Orozco.

El entrenador argentino permaneció los 90 minutos de pie, pegado a la línea lateral. Su equipo lo imitó en largos lapsos. Fue inmóvil, un dibujo que raramente cobró vida. Las opciones de gol que tuvo se alimentaron de las carencias tácticas del Santos.

Después de la novela contractual que protagonizó durante la pretemporada, Oswaldo Alanís volvió alienar. Aporto experiencia, jerarquía. Gritó y arengó, pero fue lo mejor que hizo. No lo acompañó el futbol, su falta de ritmo fue evidente como a Jair Pereira que no jugó contra el Puebla la jornada pasada y poco lo hizo anoche. Fueron casi 100 días los que Alanís no disputó un partido oficial. El defensa mexicano no disputaba un partido oficial desde el 4 de noviembre de 2017 contra el Atlas .

Chivas está encadenado en futbol y en la racha de la derrota pues llegó a tres de manera consecutiva y cuatro jugando en casa, contando los dos torneos.

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