Barcelona

y Real Madrid prometen espectáculo en uno de los partidos más vistos del planeta con una audiencia estimada de 650 millones de espectadores, pero marcado por las previstas protestas de separatistas catalanas.

Las manifestaciones ocurridas en Barcelona en octubre tras la condena a penas de prisión de nueve dirigentes independentistas por un intento de secesión en 2017 obligaron a posponer el partido y para el miércoles la plataforma independentista Tsunami Democrátic ya avanzó su intención de movilizarse en el clásico con una acción sorpresa.

Un dispositivo de seguridad de unos 3 mil efectivos se encargará de velar por el buen desarrollo del evento dentro y fuera del estadio, al que los dos equipos acudirán juntos.

Puede que Real Madrid y Barcelona encuentren más fácil mentalizarse para el clásico del miércoles por la liga, debido a que ambos equipos pasarán las horas previas al encuentro encerrados en el mismo hotel.

Para minimizar la perturbación de las protestas independentistas previstas para esa tarde, la policía ha recomendado que los dos equipos se queden en el mismo hotel durante las horas previas al partido y realicen el corto viaje hasta el Camp Nou al mismo tiempo.

"Nos dijeron que salgamos juntos del hotel y lo haremos", dijo el martes el técnico del Real Madrid , Zinedine Zidane. "No hay que explicar más. Lo importante es que juguemos el partido".

La protesta, que tendrá lugar en varias zonas de los alrededores del estadio cuatro horas antes del inicio del partido, ha sido convocada por Tsunami Democratic, el grupo que organizó concentraciones tumultuosas en el mes de octubre en respuesta a las penas de prisión de varios líderes independentistas catalanes.

Esas protestas llevaron a los organizadores de la liga a aplazar el Barça-Real Madrid previsto para el 26 de octubre, y cuando se anunció la manifestación del miércoles, surgió el temor de que el partido tuviera que ser suspendido de nuevo.

Pero las autoridades han prometido que el partido se disputará y Tsunami Democratic, que dice que 25.000 personas asistirán a la protesta, dice que no tiene la intención de interrumpirlo, sino que tan solo quieren pedir un diálogo entre las autoridades españolas y catalanas.

"No me preocupa nada, estamos contentos de poder hacer un partido así, un clásico, yo me acuerdo cuando jugaba, vives para hacer estos partidos, así que concentrados, enfocados únicamente en el partido", dijo Zidane este martes preguntado por lo que más le preocupaba.

"Se jugará, el clásico se jugará, no se volverá a aplazar", advirtió por su parte el presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu.

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