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En el primer día sin
, fallecido ayer a los 60 años, el pueblo argentino se movilizó en masa para despedir a su héroe en la Casa Rosada, donde hoy la bandera ondea a media asta y los cánticos se mezclan con las lágrimas.
Maradona cerró la grieta política, y lo lloran por igual aficionados de cualquier equipo, ideología y condición. Ejemplo de esto son los dos Gustavo , ya que el padre es aficionado de River y el hijo de Boca , y en la multitud se pueden ver camisetas de todos los clubes, incluso del Nápoles italiano, donde Diego dejó también una huella imborrable.
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Las emociones son muy diferentes entre los que salen del velatorio, la mayoría emocionados, con lágrimas y sin ganas de hablar, mientras del otro una multitud hace cola para entrar, muchos de ellos con flores en sus manos mientras por momentos entonan canciones como "Diego no se murió" y "es un inglés el que no bote".
La fila de personas es más larga de lo que la vista alcanza, y en ella, desde primera hora de la mañana, miles de personas esperan su turno para despedir al 10, cuyos restos descansan en un ataúd cubierto por la bandera argentina y por las flores y camisetas que los aficionados lanzan a su paso.