La es una liga de lapsos, en los cuales las franquicias abren un espacio para contratar a las mejores figuras disponibles y aspirar al campeonato. Con los años, los contratos vencen y/o los topes salariales obligan cambios.

La agencia libre de las últimas semanas ha mostrado el lado frío de los dueños y gerentes generales. Algunos ganan y otros pierden.

Los Cardinals, Bills, Raiders, Dolphins y Buccaneers son aquellos que aprovecharon el mercado para fortalecer sus líneas; Texans, Rams, Patriots, Vikings y Jaguars se debilitaron y perjudicaron sus deseos de postemporada.

Arizona y Houston fueron una moneda, con la cara a favor del primero. DeAndre Hopkins , uno de los mejores receptores de la Liga , dejó la franquicia texana para unir su talento al de Kyler Murray, Larry Fitzgerald y Kenyan Drake.

Buffalo amarró a Steffon Diggs, proveniente de Minnesota, y contrató a cinco defensivos de alto calibre: Mario Addison, Josh Norman, Vernon Butler, A.J. Klein y Quinton Jefferson. Los Bills saben que sin Tom Brady en Nueva Inglaterra, son una carta fuerte para llevarse el título en la División Este de la Conferencia Americana.

Su rival directo sería Miami, que firmó al esquinero Byron Jones por 82.5 millones de dólares, el contrato más jugoso en esta agencia libre.

La salida del veterano a Buccaneers fue una inyección de motivación para Tampa Bay; Nueva Inglaterra no tiene heredero para la posición de quarterback y no canjeó algún nombre importante en la NFL.

Del otro lado de Estados Unidos, en California, los Rams —que presentaron su nuevo logo la semana pasada—, tienen muchas expectativas para 2020, ya que estrenan uniforme y un lujoso estadio de cinco mil millones de dólares.

Los Ángeles

dijeron adiós a siete titulares, incluido el corredor Todd Gurley, quien se arregló con los Falcons de Atlanta.

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