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En medio de una discusión, las palabras pueden tener un gran poder. La forma en que comunicamos nuestros pensamientos y emociones no solo define el tono de la conversación, sino también la calidad de nuestras relaciones. Una de las técnicas de comunicación más efectivas y respetuosas es el uso de la primera persona: “yo siento”, “yo pienso”, “me hace sentir”. Esta sencilla elección de palabras puede marcar la diferencia entre una discusión constructiva y una que escale en conflicto.
Al usar la primera persona, nos enfocamos en expresar cómo nos sentimos o cómo experimentamos una situación, sin atribuir culpas o suposiciones sobre la otra persona. Esto permite que el otro entienda nuestro punto de vista sin sentirse atacado, lo que reduce la defensiva y aumenta las probabilidades de que ambos puedan hablar con apertura y empatía.
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La Dra. Lisa Marie Bobby, psicóloga y experta en relaciones, explica que el uso de la primera persona en una discusión evita que la otra persona se sienta acusada o juzgada. Cuando decimos, por ejemplo, “me hace sentir ignorado cuando no respondes mis mensajes”, en lugar de “siempre me ignoras”, la conversación cambia de una acusación directa a una expresión honesta de nuestros sentimientos.
Reducir los conflictos y mejorar la empatía
Usar la primera persona en las discusiones también ayuda a reducir los conflictos y fomenta la empatía. En lugar de que la otra persona se sienta obligada a defenderse, como ocurre cuando usamos frases en segunda persona “tú siempre” o “tú nunca”, puede vernos como individuos que expresan vulnerabilidad y necesidades. Al decir “me siento herido” o “me siento incomprendido”, dejamos espacio para que el otro considere nuestro punto de vista en lugar de centrarse en responder a una acusación.
Mejorar las discusiones usando la primera persona
- Expresar los sentimientos: Empezar con frases como “yo siento” o “yo pienso” ayuda a expresar emociones personales sin culpar al otro. En lugar de decir “tú me haces enojar”, podemos decir “me siento enojado cuando sucede esto”, que abre la conversación a una resolución.
- Ser específico: Usar la primera persona permite describir situaciones específicas sin generalizar. En lugar de “siempre haces lo mismo”, decir “me molesta cuando esto sucede” ayuda a enfocarse en el comportamiento específico y no en la persona.
- Evitar la mentalidad de “ganar” la discusión: Usar la primera persona nos recuerda que el objetivo de la conversación no es “ganar” sino entender y ser entendido. Esto nos permite abordar el conflicto desde un lugar de honestidad y no desde la confrontación.
- Crear un ambiente de colaboración: Al hablar en primera persona, estamos enviando el mensaje de que estamos dispuestos a trabajar juntos para solucionar el problema. Esto establece un ambiente de cooperación en lugar de competencia.
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La próxima vez que te enfrentes a una discusión, intenta hablar desde la primera persona. Expresar tus emociones y pensamientos de esta manera no solo hará que la otra persona se sienta menos atacada, sino que también abrirá la puerta a una comunicación más honesta y empática. En un mundo donde las palabras pueden sanar o herir, usar la primera persona en una discusión es una herramienta sencilla pero poderosa para construir relaciones más fuertes y saludables.