Líder nato, aunque algunos no lo entiendan. Habla en la cancha, regatea, se recrea, asiste, anota y siempre marca diferencia. Durante años, cargó solo con la presión que implica representar a un país que es potencia, obligado a ganarlo todo, una selección a la que no le basta con ser finalista; viviendo y sufriendo la comparación día a día con el ídolo popular, el héroe nacional, la leyenda eterna. Grande, Diego Maradona.
Tuvieron que pasar dos tandas de penaltis contra Chile y el maldito mano a mano de Rodrigo Palacio frente Alemania, para volver a situarse en una final. La puesta en escena era inmejorable : Brasil, como el antagonista de siempre, el Maracaná como el escenario deseado para levantar la Copa que el mismo Maradona nunca pudo conquistar.
Aprendió a disfrutar, se volvió maestro, gestor, cabeza y caudillo. Los números no mienten, dominó la Copa América. Mientras en Europa v imos cómo se repartían los números entre varios futbolistas, en el torneo de selecciones más antiguo del mundo todos y cada uno de los rubros tenían el mismo nombre y apellido argentinos, como líder de la estadística. Ironías del futbol: Levantó la copa con la nueva Albiceleste, gracias a un gol de una de las figuras argentinas a las que muchos le pedían su retiro.
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Como campeón de América,
dio ejemplo, poniendo en su lugar al compañero que quiso burlarse del eterno rival, al tiempo que acabó con el mezquino argumento de sus haters sobre la falta del título internacional con Argentina. No tiene que demostrarle nada nadie, más de 10 años brillando en la élite lo ponen en la misma mesa que Pelé y Maradona, como los tres más grandes de la historia.
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A falta de confirmación, el acuerdo parece cerrado. Agrandará su historia, cinco años más en el club de su vida, lo que significa que será jugador de una sola camiseta. Si Messi aceptó una rebaja salarial del 50 por ciento para quedarse en el Barcelona, es porque volvió a ser feliz, y cuando Messi está feliz, se refleja en la cancha. Gran noticia para el futbol.
@FerCevallosF
