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Tener una nueva oportunidad para continuar con vida motivó a Enrique Uribe Borrego para someterse a la cirugía que le daría un corazón artificial. De ser considerado un paciente “desahuciado”, el artefacto que le implantaron en su organismo le brindó una “puerta de esperanza” para continuar disfrutando a su familia.

Desde hace 14 años Enrique fue diagnosticado con una miocardiopatía dilatada isquémica; aunque siguió todos los cuidados rigurosos que le mandaron sus médicos, poco a poco su salud se deterioró hasta que su cuerpo ya no respondía al tratamiento.

“Por varios años seguí los cuidados, hasta que fui en decadencia, hasta que sucedió lo que tenía que pasar: la vida te cobra las facturas. Tarde que temprano Dios te dice: ‘Aquí te apoyo y aquí no te apoyo’”, comenta.

Al saber que debido a su tipo de sangre no era candidato para el trasplante de corazón, Enrique vio cómo su vida se desvanecía, las expectativas de vida que le ofrecían eran poco alentadoras; sin embargo, sus médicos le comentaron de la cirugía para que le implantaran en su organismo un corazón artificial.

El saber que un aparato podría garantizarle por lo menos cinco años de vida fue un “renacer” para Enrique.

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