Fátima

regresaba de la escuela hace tres años, cuando estudiaba la secundaria y tenía 12 años. Eran las 14:15 horas cuando tres de sus vecinos decidieron violarla, torturarla y asesinarla en Lerma, Estado de México.

Con el relato de su muerte, que pronunció su madre frente al Monumento a la Revolución , comenzó a avanzar la marcha de mujeres y víctimas este 8 de marzo, , poco antes de las dos de la tarde.

En el lugar se escuchan consignas, se tocan tambores y se canta. Los asesinos de Fátima no recibieron una condena por feminicidio . “El que no brinque es macho, el que no brinque es macho”, retumba la tierra bajo los pies.

La juez que debió resolver su caso, en tres años, no pudo conseguir tipificar el delito de feminicidio, “porque no pudo comprobar qué Fátima hubiera tenido su primer periodo menstrual cuando ocurrió su asesinato”. Los asistentes gritan de rabia y su mamá rompe en llanto.

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“La juez dijo que no podía clasificar el delito porque no estaba segura de si a mi niña ¡mi niña de 12 años!, ya le había venido el periodo o no”, gritó Lorena.

Una de las mujeres que se acercó a escuchar no logró contener el llanto luego de esta declaración de la mamá de Fátima .

La mujer suspiró y se secó las lagrimas con el puño derecho de su mano en el que llevaba amarrado uno de los pañuelos verdes que consignan “Ni una más” y se enfiló para marchar atrás de las madres de mujeres asesinadas.

"No fue homicidio, fue feminicidio, no fue homicidio, fue feminicidio”, grita un hombre que forma parte del contingente de los familiares de víctimas de feminicidio a su entrada por Avenida Juárez .

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Al contingente de víctimas le sigue el de mujeres indígenas , quienes realizan un ritual mientras avanzan. Luego va el bloque separatista. Se detienen, esperan, los carteles piden a la historiadora y periodista Beatriz Gutiérrez Müller , esposa del presidente, que se una a la marcha.

“Quiero que a los impartidores de justicia los capaciten en materia de género, que el mismo presidente se capacite con esa perspectiva, para que el caso de mi hija y el de otras niñas no quede impune”, grita la madre de Fátima. Una historia diferente, pero con la misma impunidad.

Detrás, el contingente de crianza feminista, luego la batucada y en seguida el resto de asistentes que tomaron su lugar en distintos contingentes.

“¡No que no, sí que sí, ya volvimos a salir”, gritaban mientras caminaban al zócalo capitalino.

cev

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