En plena crisis migratoria y a unos días de implementar la estrategia para contener migrantes centroamericanos en la frontera sur, el presidente Andrés Manuel López Obrador le pidió la renuncia al comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Tonatiuh Guillén López, y en su lugar nombró a Francisco Garduño Yáñez, quien se encargaba de los penales federales.
El relevo se da en medio de críticas al canciller, Marcelo Ebrard, por haber llevado toda la negociación con Estados Unidos para evitar aranceles a las exportaciones mexicanas a cambio de bajar el flujo migratorio y a pesar de que en la ley se establece que la Secretaría de Gobernación y el INM son los que deben encargarse de este tema en el país.

El INM incluso sufrió un recorte presupuestal de 468 millones de pesos y solamente tendrá mil 330 millones 602 mil 921 para este 2019, a diferencia de los mil 731 millones 895 mil 310 que tuvo en 2018.
En su conferencia matutina, el Presidente expuso que en el INM hay actos de corrupción, por lo que se toman medidas. Indicó que, como resultado, ya se dio de baja a unos 500 elementos del organismo, y subrayó que las personas cesadas no cumplían con los estándares de confianza.
Además aseguró que la designación de Marcelo Ebrard como jefe del equipo que negoció con el gobierno de EU ha despertado celos, pero señaló que la decisión fue suya y que el canciller es una persona preparada y con experiencia.
“Quien coordina es Marcelo Ebrard, porque a él le corresponde esta función. De todas maneras se despiertan celos y sentimientos. Quiero que queden claras algunas cosas: primero, que es mi facultad. [Él] no se autonombró: yo tomé la decisión. Segundo, que Marcelo Ebrard tiene toda la experiencia [para] encabezar al grupo que está atendiendo este asunto, lo ha demostrado [y lo demostró ahora]: no fue fácil la negociación”, dijo el Presidente.
En contraparte, la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, negó que se sienta desplazada o celosa del canciller por las acciones federales ante el problema migratorio en el país: “Le pueden preguntar a mi marido: jamás he sido celosa”, señaló.
Renuncia. “Tuvimos que tomar esta decisión porque creemos que es lo mejor, y lo hicimos en buenos términos. No hay ruptura (...) Le agradezco mucho a Tonatiuh [Guillén], [porque] nos ayudó en este inicio de gobierno. Ahora estoy proponiendo a Francisco Garduño [para que lo sustituya]. Él se va a hacer cargo del Instituto Nacional de Migración”, expresó el titular del Ejecutivo.
Asimismo, explicó que desde el lunes consensuó la renuncia de Guillén López con el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas.
“Sí [consensué el cambio]. Le pedí eso a Alejandro, [porque] era lo mejor, [ya que] se están integrando los equipos [de la] comisión que [tiene como] cabeza [a] Marcelo Ebrard. Son cinco coordinadores específicos por áreas: Guardia Nacional, Programas de Desarrollo, Atención en Frontera Norte, Migración y Colaboración con Gobiernos de Centroamérica.
“Esto tiene que ver con la estrategia que se está aplicando para mejorar el servicio de migración en el país, y le tengo toda la confianza a Francisco Garduño”, afirmó.
Aunque dijo que Tonatiuh Guillén es una extraordinaria persona, el Presidente sostuvo que se está fortaleciendo el equipo para disminuir el flujo migratorio de centroamericanos hacia Estados Unidos.
López Obrador dijo que a Francisco Garduño lo conoce desde hace muchos años y que le tiene confianza, ya que fue parte de su equipo cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Sostuvo que su gobierno debe dar resultados en menos de tres meses para atemperar el flujo migratorio hacia Estados Unidos, una vez que el mandatario de ese país amenazó con imponer aranceles a productos mexicanos si no se hacía.
“Va a funcionar nuestra estrategia. No va a haber aranceles ni nada por el estilo. Queremos tener buenas relaciones con Estados Unidos y con su presidente”, enfatizó.
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