Nos dicen que los obispos saben muy bien el motivo de su viaje al Vaticano , donde la jerarquía católica realiza en estos días una cumbre sobre abuso sexual infantil: no informar a la Conferencia del Episcopado Mexicano , a cargo del arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, de los casos de pederastia .
Los obispos mexicanos, nos explican, saben bien cuál es su pecado para afrontar el problema: sus jerarcas no tienen datos duros , desconocen quién o quiénes cometen ese delito, porque ellos reportan los hechos directamente a Roma y se brincan a sus superiores en México.
Por ese motivo, nos comentan, el Episcopado Mexicano se dará a la tarea de explicar el problema a sus pares internacionales y esperar que les brinden una solución para evitar más escándalos .
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