Ante el inicio del 2026, la Iglesia católica sostuvo que el propósito principal debe ser alcanzar una paz “desarmada y desarmante”, como una respuesta ante los escenarios marcados por violencia, incertidumbre y desgaste emocional.
A través de su editorial Desde la Fe, indicó que hablar de paz implica también cuidar la vida interior, sanar heridas personales y asumir responsabilidad sobre las actitudes propias sin evadir la dimensión social del problema.
Aunado a ello, destacó que, a la luz del llamado del Papa León XIV para vivir dicha paz, y en sintonía con el Diálogo Nacional por la Paz, planteó 12 propósitos espirituales para que, como sociedad, se asuman como un camino personal y colectivo durante el año que inicia.

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En ese sentido, la Iglesia afirmó que estos propósitos no son ideales inalcanzables, sino decisiones diarias, pequeñas pero constantes, que comienzan en lo personal y se proyectan en lo social.
“Este llamado a vivirlos lo hacemos como una invitación a reconstruir desde dentro lo que queremos ver transformado en el exterior”, dijo.
“Que 2026 sea un año en el que aprendamos a cuidarnos, a sanar, para reconciliarnos y a trabajar por la paz, sin olvidar que toda paz duradera comienza en el corazón humano”, concluyó.
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