Desde 2012, representantes de la Dirección Nacional Antinarcóticos y la Unidad Antisecuestro y Extorsión de la Policía Nacional de Ecuador vinieron a México, establecieron contacto con la extinta Policía Federal e intercambiaron información sobre el modus operandi de los dos grupos criminales que les preocupaban desde entonces: el Cártel de Sinaloa y Cártel Jalisco Nueva Generación.

La razón: buscaron adelantarse para neutralizar la presencia de los cárteles mexicanos que, según autoridades ecuatorianas, son causantes de la violencia sin precedente en ese país sudamericano, que ya cobró la vida del candidato presidencial Fernando Villavicencio.

POLICÍA DE ECUADOR NOTÓ  PRESENCIA DE CÁRTELES DESDE 2003
POLICÍA DE ECUADOR NOTÓ PRESENCIA DE CÁRTELES DESDE 2003

En el caso del Cártel de Sinaloa, la policía ecuatoriana detectó su presencia desde 2003. Pero dicho cártel tomó relevancia en el país sudamericano por la detención del excapitán de inteligencia del Ejército, Telmo Remigio Castro, en 2009, quien inició su alianza con la organización mexicana mediante la facilitación del transporte de cocaína producida en Colombia para Centroamérica y México.

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“Queríamos adelantarnos a los acontecimientos para neutralizar en su momento a grupos que, asociados con delincuentes ecuatorianos, pretendieran operar en nuestro país”, explicó el coronel Polivio Vinueza Torres, exjefe antisecuestro de la Policía Nacional de Ecuador, en octubre de 2016.

Siete años después, la situación los alcanzó, pues los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación llevaron su lucha a Ecuador convirtiéndolo en los últimos cuatro años en una zona de guerra por el control de los puertos y rutas marítimas para el trasiego de cocaína a Estados Unidos y Europa.

La ubicación geográfica de Ecuador, colindante con los principales productores de cocaína en el mundo (Colombia y Perú), lo convirtió un país estratégico para el tráfico de drogas por aire, tierra y mar.

Un informe de la Policía Nacional ecuatoriana presentado en junio reveló que en ese país operan al menos 10 grupos locales y tres internacionales: Cártel de Sinaloa, Cártel Jalisco Nueva Generación y La Mafia Balcánica.

El Cártel de Sinaloa tiene presencia en Ecuador desde 2003, año en el que inició el envío de emisarios para coordinar la salida de droga a través de aeronaves, lanchas rápidas y buques con destino a Centroamérica y Estados Unidos.

El grupo criminal dirigido ahora por Los Chapitos e Ismael El Mayo Zambada domina territorios en la provincia de Sucumbíos, colindante con Colombia; en las costeras Manabí, Los Ríos, Guayas, Santa Elena y en la central Pichincha, en alianza con Los Choneros, una de las organizaciones delictivas ecuatorianas más antiguas surgida en 1998.

Según el documento, la violencia de los últimos tres años entre bandas ecuatorianas está relacionada al posicionamiento y generación de alianzas de estas células con el Cártel Jalisco Nueva Generación, para brindarle apoyo logístico en el tráfico de drogas a cambio de armas de fuego y drogas.

Para el CJNG, encabezado por Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, Ecuador es considerado un corredor estratégico para el tránsito aéreo y marítimo de drogas, principalmente cocaína proveniente de Bolivia, Perú y Colombia.

POLICÍA DE ECUADOR NOTÓ  PRESENCIA DE CÁRTELES DESDE 2003
POLICÍA DE ECUADOR NOTÓ PRESENCIA DE CÁRTELES DESDE 2003

Operaciones de la Dirección Antidrogas ecuatoriana permitieron identificar que el Cártel Jalisco Nueva Generación se disputa con el Cártel de Sinaloa las provincias costeras de Manabí, Los Ríos y Santa Elena, desde donde envían cargamentos de drogas por mar y aire en alianza con Los Lobos, el segundo grupo criminal local más numeroso de Ecuador.

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De acuerdo con el informe, el CJNG estableció alianzas volátiles con organizaciones delictivas locales, como Los Lobos, y marcó su sello violento al cometer masacres, decapitados y cuerpos colgados en puentes contra grupos locales que no se alineen a sus intereses.

“Esta volatilidad también ha generado efectos directos en las masacres carcelarias evidenciadas desde el año 2020, como la semejanza de eventos criminales ejecutados por este grupo organizado transnacional (decapitados, cuerpos colgados en puentes), con eventos de mayor incidencia en donde se concentran los puertos marítimos más importantes”, indica el documento.

David Saucedo, experto en seguridad, consideró que los escenarios de disputa entre el Cártel de Sinaloa y el CJNG se van a ir clonando poco a poco en Centroamérica y Sudamérica.

Mencionó en entrevista que Ecuador es una plaza importante para los cárteles mexicanos, a raíz de que Colombia y la DEA generaron un bloqueo marítimo para frenar el tráfico de drogas desde Colombia, ya sea por sus costas del Pacífico y por el Atlántico.

Señaló que los narcotraficantes colombianos empezaron a utilizar a Ecuador como plataforma de exportación de drogas, es decir, que la cocaína colombiana que antes salía por el puerto de Buenaventura, ahora sale por las costas del Ecuador.

“Tiene cierto sentido que los mismos fenómenos que vemos en México de narcocultura, narcofosas, penetración del narco en procesos electorales, en todo lo que en México nos horroriza, y que hemos empezado a mapear con todo detalle, estos mismos escenarios se den en Sudamérica en donde los grandes grupos de macrocriminalidad, tanto el Cártel de Sinaloa como el CJNG, están actuando”, refirió.

En tanto, Javier Olivia Posada, especialista en seguridad y Fuerzas Armadas, afirmó que los cárteles mexicanos se disputan el puerto de Guayaquil, uno de los principales del Pacífico.

Afirmó que la violencia comenzó por el control de las cárceles y de ahí se trasladó a la calles de Guayaquil y de Quito.

Sin embargo, subrayó que cuando el crimen organizado de cualquier parte del mundo desafía al Estado con actos como el asesinato del candidato presidencial, Fernando Villavicencio, ha perdido.

“Si en realidad los criminales hicieron lo que cometieron ahora [el asesinato de Fernando Villavicencio] están condenados a desaparecer, no estoy diciendo que se va a acabar el crimen organizado en Ecuador, pero las actuales bandas están condenadas a la extinción ya sea vía el enfrentamiento o la cárcel”, dijo.

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