Al concluir la marcha ciudadana en defensa de la Suprema Corte, un grupo de personas que portaban camisas blancas se separó del contingente con el objetivo de quitar el plantón instalado hace dos meses por simpatizantes de Morena en el acceso principal al Máximo Tribunal, con el que exigen la destitución de la ministra presidenta Norma Lucía Piña.

Esta acción provocó que los policías capitalinos que se encontraban a un costado de la dependencia se trasladaran a la entrada principal de la Corte donde formaron un cerco para evitar que los ciudadanos que protestaron pudieran quitar los carteles morenistas en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Ante la presión y gritos de quienes exigían que fueran retirados los carteles contra los ministros, los efectivos permitieron el acceso a una trabajadora de limpieza del Gobierno de la Ciudad de México, quien arrancó algunas de las cartulinas.

No obstante, no alcanzó los más altos, por lo que los presentes empezaron a gritar que los dejaran pasar para quitar las mantas restantes, con las consignas “¡policía, el pueblo te manda!”, “¡policía, también eres pueblo!”.

Con los ánimos encendidos, los manifestantes arremetieron contra el campamento, aventaron las cobijas y tiraron las mesas donde estaban las firmas que solicitaban la renuncia de Piña Hernández, quien, el 18 de abril, junto a siete ministros invalidó la transferencia de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional; también arrojaron al suelo los utensilios que se encontraban, así como souvenirs de Morena.

De acuerdo con fuentes consultadas, las personas que se apostaron a las afueras de la Corte no pertenecían a Chalecos México, sino a Frena u otro organismo.

El contingente que acudió a la Corte exclamaba: “¡La Suprema Corte no se toca!” y “¡Piña, no estás sola!”.

Se registraron golpes y empujones, se lanzaron botellas de agua y piedras. Los afines al partido guinda les gritaron “¡provocadores, provocadores!”.

Después de 20 minutos de insultos, los uniformados recibieron la orden de permitir a dos mujeres retirar los carteles en contra de la ministra presidenta de la Corte, y los presentes gritaron: “¡Sí se pudo!” y “¡Gracias, poli!”.

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