El mensaje es fuerte y claro. Ellas no están y todo es diferente.

No están como todos los días en las calles, no están en sus trabajos. Al encender la radio y la televisión no están dando las noticias, sus ideas no están plasmadas en el papel de los diarios o viajan por medio de la red como todos los días.

En muchas escuelas no hay maestras. Varias sucursales de bancos están cerradas, y en las que están abiertas, tampoco están todas ellas. En los lugares del Metro y el Metrobus destinados exclusivamente para mujeres apenas viajan un par de ellas.

Son en realidad pocas las que este lunes, muy diferente a otros, salieron a las calles. Quizá para muchas de ellas no trabajar este día es sinónimo de no mantener su hogar, pero eso no significa que estén de acuerdo con la situación que viven las mujeres en el país, o que estén muy alejadas de la violencia de género o de los tratos desiguales.

Algunas otras de las que caminan por las calles o están en sus trabajos, mandan con un pañuelo, una bufanda, una blusa, un pantalón o un vestido de color morado, un mensaje de apoyo a las que se en protesta hoy decidieron no salir, no consumir, no ayudar a generar ingresos y poner a prueba a la sociedad para demostrar que sin ellas nada es igual.

Solo ha pasado la mitad del día, pero desde los primeros minutos de este 9M ha quedado claro que, una vez más, ellas tienen la razón. Todo es diferente.

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