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El presidente venezolano, Nicolás Maduro, prometió ayer que su país no caerá en “default”, en la víspera de la reunión que su gobierno mantendrá en Caracas con sus acreedores para intentar renegociar la deuda externa y después de numerosas especulaciones sobre una posible suspensión de pagos. Ante ese panorama, el líder del Parlamento, el opositor Julio Borges, pidió que le devuelvan los poderes a la cámara para que sea posible la refinanciación.
“Nunca, el default nunca llegará, Venezuela siempre tendrá una estrategia clara, y ahora nuestra estrategia es renegociar y refinanciar toda la deuda externa, porque no vamos a seguir en esta línea”, afirmó Maduro, quien acusó a la oposición y a la banca mundial de torpedear las finanzas del país.
El mandatario confirmó durante su programa semanal la reestructuración de 3 mil millones de dólares de deuda que Venezuela tiene con Rusia, un compromiso que ya fue anunciado por Moscú está semana y que será rubricado en los próximos días.
Maduro criticó el supuesto trato discriminatorio que por motivos políticos estaría recibiendo Venezuela por parte de algunos actores de la banca y del sistema financiero internacional. Confirmó que su vicepresidente, Tareck el Aissami, presidirá la reunión de mañana con los tenedores de bonos de Venezuela y de la empresa estatal de petróleos PDVSA.
Según el mandatario, 414 acreedores nacionales, de Europa, Estados Unidos y otras partes del mundo —que suponen 91% de los tenedores de deuda venezolana— acudirán a la reunión de mañana en Caracas.
“Con todos ellos nos vamos a sentar mañana, en el primer tramo del refinanciamiento y renegociación”, dijo y rechazó versiones de que Venezuela ha caído en el impago de sus compromisos externos. Maduro señaló que en los últimos 36 meses su gobierno pagó “sin retardo” 73.539 millones de dólares en compromisos, lo que, afirmó, merecería un premio de la banca financiera internacional, pero en su lugar lo que hizo fue “disparar” los índices del riesgo país.
Agregó que mientras su gobierno pagó esa cantidad, el país dejó de percibir unos 100 mil millones de dólares por la caída de los ingresos petroleros. El gobernante atribuyó esta situación a las sanciones del anterior presidente de EU, Barack Obama, y a la persecución financiera de la actual administración de Donald Trump, así como al líder del Parlamento, Julio Borges, por supuestamente solicitar sanciones contra Venezuela.
Maduro agregó que con el refinanciamiento el gobierno cambia su estrategia de pagar la deuda a cualquier costo. “No vamos a seguir en esta estrategia [de pagar ante todo] porque la prioridad es la alimentación, la salud, el desarrollo de Venezuela. Todo esto coincidió con la baja más abrupta y más larga del ingreso petrolero”, dijo.
En la reunión de hoy el gobierno venezolano expondrá a los tenedores de bonos su propuesta para renegociar mejores condiciones para los futuros pagos. El monto a refinanciar por la deuda convertida en papeles de la república y de PDVSA es de más de 90 mil millones de dólares, alrededor de la mitad del total de la deuda externa.
En tanto, el presidente del Parlamento, Julio Borges, pidió a Maduro que le regrese poderes a la Cámara, al afirmar que el gobierno debe “admitir que sólo con un programa económico coherente y devolviéndole sus atribuciones al Parlamento será posible refinanciar la deuda externa”.
Según Borges, “el país necesita un plan integral en materia económica y regresar a la democracia para poder refinanciar la deuda” con el aval del Parlamento.