El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que tras la revisión de varios análisis y basándose en los datos aportados por varios departamentos de su gobierno, Irán ha cometido “múltiples violaciones” del pacto nuclear entre las principales potencias mundiales y el régimen de ese país, por lo que quitó la certificación de cumplimiento del acuerdo, dejando la puerta abierta a nuevas sanciones e, incluso, la salida del pacto.

El presidente iraní, Hassan Rouhani, respondió que su nación respetará el acuerdo mientras haya reciprocidad de los demás firmantes.

La decisión de Trump era esperada. No sólo porque dijo una y otra vez que el acuerdo, conocido como JCPOA (siglas en inglés de Plan de Acción Conjunto Completo, firmado por los conocidos P5 —los cinco países del Consejo de Seguridad de la ONU—, Irán y la Unión Europea a mediados de julio de 2015), era “horroroso”, una “vergüenza”, “profundamente controvertido” o “unilateral”, sino porque, de cierta manera, el pacto nuclear con Irán era una de las piedras angulares del legado internacional de su predecesor, Barack Obama, y destrozar el acuerdo sigue con su política de acabar con todo aquello que pueda relacionarse con el ex presidente.

En el caso de Irán, Trump propone una “nueva estrategia”. Lo hizo en un discurso desde la Casa Blanca, en el que anunció su determinación por la que, a pesar de que Teherán está cumpliendo con los aspectos técnicos del acuerdo, hay muchos y “graves defectos” que permiten a Irán, una “dictadura”, un “régimen radical fanático”, seguir siendo una amenaza para el mundo, ya que en su opinión es el “principal país patrocinador del terrorismo” y va en camino de provocar “muerte y caos” en “la región y el mundo”.

“La historia ha demostrado que, cuanto más se ignora una amenaza, más peligrosa se convierte. No continuaremos por el camino en el que la conclusión más previsible es más violencia, más terror y la erupción de la amenaza muy real de un Irán nuclear”, sentenció Trump.

Irán ya lleva días negándose a algún cambio en el acuerdo firmado en 2015 y a renegociarlo, además, considera la decisión de Donald Trump un ataque a toda regla. El presidente de Irán, Hassan Rouhani, dijo ayer que “respetaremos el JCPOA como un tratado multilateral, mientras se respeten nuestros derechos, mientras nuestros intereses lo necesiten”.

Amenaza iraní. El presidente iraní añadió: “Si algún día nuestros beneficios no se respetan y las otras partes quieran violar sus compromisos, que sepan que Irán no dudará ni un instante y les responderá”.

El acuerdo con Irán estaba diseñado para evitar la proliferación de arsenal atómico en ese país, a cambio de frenarlo, se levantaban gradualmente y bajo el cumplimiento de ciertas condiciones las sanciones económicas impuestas por las principales potencias mundiales.

Trump, quien ve en Irán a su “némesis”, cambió la estrategia diplomática y pasó al ataque. La “descertificación” del cumplimiento de los acuerdos es el primer paso.

“No discutimos que cumplen con la parte técnica del acuerdo”, advirtió el secretario de Estado, Rex Tillerson. La queja de EU es que “no es difícil” cumplirlo, al contrario, les permite seguir con un supuesto rearme balístico y financiar a organizaciones como Al-Qaeda con total impunidad.

La administración Trump está convencida de que el acuerdo tiene “graves defectos”, y urgió al Congreso de EU y a sus aliados a dialogar para tratar de arreglar las fallas para que el presidente dé el visto bueno. “Nos aseguraremos de que [Irán] nunca adquiera armamento atómico”, sentenció Trump.

El anuncio del presidente no significa que EU se retire del pacto, es sólo un “fuerte mensaje” para un régimen iraní de que “tiene que comportarse diferente” y la advertencia de que podría abandonar el acuerdo en cualquier momento.

La idea de Trump es que se marquen nuevas líneas rojas que, de ser traspasadas y de forma automática, detonen nuevas sanciones, que vuelvan a presionar la economía iraní y diezmarla. El Departamento del Tesoro de EU emitió ayer nuevas sanciones, dirigidas a la Guardia Revolucionaria Iraní y a todas sus filiales y asociados, por presuntos lazos con el terrorismo y su financiación.

Todo queda en manos del Congreso y los aliados de EU. Desde el Capitolio no se prevé que haya una acción inmediata, y los aliados europeos, como Francia, Alemania o Reino Unido, mostraron su “preocupación por las posibles implicaciones” de la decisión de Trump. El único satisfecho parece ser Israel, que en boca de su primer ministro, Benjamin Netanyahu, aplaudió el “coraje” del mandatario de EU. Con información de agencias

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