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Nueva York. Figura mediática, el arzobispo de Nueva York, Timothy Michael Dolan, de 78 años, será uno de los cardenales más observados en el cónclave en el que se elegirá a un nuevo Papa, aunque solo sea porque en el anterior, en 2013, ya sonó como uno de los "papables".
En una iglesia profundamente dividida entre conservadores y aperturistas, Dolan, amante de las entrevistas y de las redes sociales, pasa por ser más cercano a los conservadores en cuestiones de moral, pero ha tenido gestos decididos y valientes de apoyo a los migrantes en el momento más crítico de la historia reciente en Nueva York, cuando en solo año y medio más de 200 mil inmigrantes desembarcaron en la ciudad y necesitaron asistencia.
Nacido en 1950 en St. Louis (Missouri) en una familia de cinco hermanos, Dolan tuvo desde muy pequeño muy clara su vocación, y según sus palabras no recuerda un momento de su vida en que no deseara ser sacerdote.
Con 14 años entró en el Seminario de St. Louis y comenzó una carrera eclesial que llevó a cabo casi exclusivamente en Estados Unidos, aunque su licencia en Teología la obtuvo en la Universidad Santo Tomás de Aquino en Roma.
Dolan, ordenado cardenal en 2012, ocupa desde 2009 el arzobispado de Nueva York, un púlpito que representa como pocos los equilibrios de la iglesia católica norteamericana, claramente escorada hacia el conservadurismo en una de las ciudades más liberales de la tierra, y en la que la población de origen latina gana cada vez más peso por su presencia demográfica.
Si había alguna duda sobre sus posturas, ese mismo año 2009, Dolan sumó su firma a la "Declaración de Manhattan: un llamado a la conciencia cristiana", un texto suscrito junto a líderes protestantes y cristianos ortodoxos contra el aborto y el matrimonio homosexual que incluso llamaba implícitamente a la desobediencia civil.
A esas posturas que no desentonan de la doctrina de la Iglesia, Dolan sumó otras más controvertidas en el plano social y político.
Así fue en los momentos más calientes de protestas civiles por la brutalidad policial en el movimiento del 'Black Lives Matter', cuando el cardenal trató de mantener un difícil equilibrio al decir que "todas las vidas importan" y que "también las vidas de los policías importan".
La única vez en que se ha visto a Dolan más cercano a posturas progresistas fue cuando rompió una lanza en favor de los inmigrantes que llegaban entonces (en 2023) en oleadas de autobuses a Nueva York y encabezó, junto a Cáritas, un esfuerzo por procurarles alojamiento, escuelas, comida y servicios médicos que no ha decaído desde entonces.
Dolan y Trump
Si ha habido un personaje que pone a prueba a los católicos de Estados Unidos ese es Donald Trump, que logró su rotunda victoria en noviembre pasado en parte por su sintonía con los valores cristianos más tradicionales: hostilidad hacia los transexuales, trabas al aborto y clamor contra una supuesta 'dictadura progre' de los valores culturales.
Lee también: Otra bomba en el Vaticano: cardenal señalado de abuso sexual aparece en las congregaciones, previo al cónclave
Entrevistado por la cadena Fox en diciembre, Dolan dijo sobre Trump: "Hemos tenido conversaciones en el pasado donde él fue muy directo, y no puede decirse que él fuera educado como un devoto cristiano, pero se toma la fe cristiana muy en serio".
Tuvo ocasión en aquella entrevista de emitir alguna crítica sobre la política migratoria que ya Trump prometía y luego ha cumplido, pero ni entonces ni más tarde se le han escuchado. Los medios católicos progresistas lo consideran directamente un partidario de Trump.
Sobre las aspiraciones de Dolan al papado, hace tiempo que no se pronuncia, pero en 2013, cuando ya su nombre sonó en las 'quinielas' para suceder a Benedicto XVI, el cardenal de Nueva York se permitió este chiste en una entrevista con 'La Stampa': "Quien diga eso ha fumado marihuana".
mcc
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