Washington.— Las audiencias del impeachment a Donald Trump entraron en su segunda semana con la confirmación, ahora en público y con todas las televisiones en directo, de que la llamada entre el presidente estadounidense y su homólogo ucraniano, Volodimir Zelensky, fue “inapropiada” e “inusual”. Así la describieron dos asesores en Seguridad Nacional de la administración que estuvieron presentes mientras se producía la conversación, y que se mostraron alarmados cuando se dieron cuenta de qué estaba pasando.

El proceso de audiencias del impeachment se auguraba largo y tedioso, y la jornada maratoniana de ayer fue el ejemplo más claro de ello. Más de 10 horas de testimonios, repartidas en sesión matutina y vespertina. En la primera, los dos testigos fueron contundentes: tanto el coronel Alexander Vindman, principal experto de la Casa Blanca sobre Ucrania, como Jennifer Williams, asesora del vicepresidente Mike Pence, mostraron su “preocupación” por una llamada que llevará casi seguro a Trump al juicio político en el Senado.

Vindman dijo que se vio obligado a informar a sus superiores de la “exigencia de una investigación a un adversario político” y las “significativas implicaciones que, de hacerse público y se viera como un juego partidista, socavarían la política exterior y nuestra seguridad nacional”.

El testigo insistió en los ataques a Trump, al asegurar que no hizo caso a los consejos que le dio para la célebre llamada, que nunca habló de corrupción con Zelensky y que nada de lo que se habló era acorde a la clásica política de EU con Ucrania. También atacó a Rudy Giuliani, quien cada vez aparece como el principal instigador y manipulador de la trama. “Ciertamente no ayudaba en nada ni avanzaba en los intereses de Seguridad Nacional”, resolvió.

Vindman, migrante que llegó de pequeño a EU procedente de la Unión Soviética, ha recibido amenazas y el Pentágono está preparado para mudarlo a una base militar junto a su familia para garantizarle la seguridad. La contundencia de Vindman, todavía integrante del Consejo de Seguridad Nacional del presidente, enojó tanto a la Casa Blanca que, por primera vez, usó su usuario oficial en Twitter para atacarlo y poner en duda su “juicio”. Trump sólo ha atacado explícitamente a tres de los testigos que han pasado por el comité: dos mujeres y un inmigrante. “Quiero dejar claro que los ataques viles a los servidores públicos [que están testificando] es repudiable”, dijo Vindman.

La sesión vespertina tenía que ser un descanso para los republicanos y la Casa Blanca, con dos testigos citados por ellos (Kurt Volker, exenviado especial de EU a Ucrania, y Tim Morrison, exfuncionario de Seguridad Nacional) y que tenían que defender sus teorías. La jugada les salió mal.

A pesar de que ambos negaron haber sido partícipes de ningún plan de “soborno”, “extorsión” o “quid pro quo”, ambos se distanciaron de las teorías de la conspiración que están tratando de diseminar; criticaron el interés de Trump de investigar a los Biden, desmarcándose siempre que podían de lo que sonara turbio; y culparon directamente a Giuliani de la “profunda imagen negativa” de Trump hacia Ucrania. El mayor temor de los allegados al presidente llega hoy con la declaración del embajador estadounidense ante la Unión Europea, Gordon Sond- land, el mismo al que se le “refrescó la memoria” cuando vio que las historias del resto de testigos no coincidían con la que él había contado.

Por primera vez desde el inicio de la investigación, Zelensky habló sobre el tema. Exasperado, aseguró que “toda Ucrania está muy cansada” del asunto.

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