Un ataque suicida con una ambulancia llena de explosivos convirtió ayer la capital afgana en un cementerio, con casi un centenar de muertos, en un nuevo golpe talibán contra la frágil seguridad de una ciudad que está acostumbrándose a ser objetivo prioritario de los insurgentes.

“Ahora el balance es de 95 muertos y 158 heridos”, dijo a la agencia AFP el portavoz del Ministerio de Salud Waheed Majroch. Poco antes el director de comunicación del gobierno, Baryalai Hilali, advirtió que el saldo puede aumentar, porque hay heridos “en estado crítico”.

En un comunicado, la presidencia afgana denunció lo que denominó “crimen contra la humanidad”. “Es demencial, inhumano, cruel y un crimen de guerra”, tuiteó el jefe del Ejecutivo afgano, Abdulá Abdulá.

El atentado se produjo alrededor de las 12:50, hora local, delante de uno de los retenes que protegen la entrada a una avenida por la que se accede a varias instituciones: el Ministerio del Interior, la sede de la policía, la delegación de la Unión Europea y el centro de secundaria Malalai. El sábado es día laboral en Afganistán.

El Alto Consejo de la Paz, encargado de las negociaciones con los talibán (actualmente bloqueadas) estima que fue el principal blanco del ataque.

“Es una masacre”, dijo Dejan Panic, coordinador en Afganistán del grupo italiano de ayuda Emergency, que gestiona un hospital de urgencias cercano. Los hospitales estaban desbordados y enviaban a los pacientes de un establecimiento a otro.

El de Emergency afirmó que recibió 163 heridos (contabilizados en el balance oficial) y se vio obligado a instalar colchones en el suelo y a advertir que ya no podía atender a más pacientes.

“Vi charcos de sangre”, contó un testigo, que se desmayó por la explosión, que se pudo sentir en toda la ciudad, según el canal Tolo News. Las imágenes del lugar del atentado muestran fachadas con puertas y ventanas destrozadas y carteles de tiendas hechos añicos.

El atentado fue reivindicado por el portavoz de los talibán Zabihulá Mujahid: “Un mártir hizo estallar su coche bomba cerca del Ministerio del Interior donde había numerosas fuerzas policiales”, dijo vía WhatsApp.

“El suicida usó una ambulancia para pasar los controles. En el primer control dijo que transportaba a un paciente al hospital Jamuriat”, explicó a la AFP Nasrat Rahimi, portavoz adjunto del Ministerio del Interior. “La ambulancia estaba estacionada en el estacionamiento del hospital Jamuriat; intentó pasar los controles hacia el ministerio del Interior, el Alto Consejo de la Paz, pero el suicida fue detectado por la policía y se hizo saltar por los aires”.

El gobierno sospecha de la red terrorista Haqqani, cercana a los talibán e instalada en la frontera paquistaní, añadió. Los miembros de la red Haqqani forman parte de los combatientes talibán que, luego de la intervención militar estadounidense en Afganistán en 2001, cruzaron en masa la frontera paquistaní, en donde se reagruparon antes de lanzar una rebelión contra los estadounidenses.

Según el Ministerio del Interior, “cuatro sospechosos fueron detenidos en el marco de la investigación” sobre este atentado, el más mortífero desde la explosión de un coche-bomba en mayo pasado (150 muertos, 400 heridos), también atribuido a los Haqqani. Apenas la semana pasada, los talibán atacaron el Hotel Intercontinental, con saldo de 22 muertos.

El atentado de ayer fue condenado por líderes internacionales. El presidente estadounidense Donald Trump dijo que se trató de una acción “odiosa” y que “todos los países deberían adoptar acciones decisivas contra los talibán y contra la infraestructura terrorista que los sustenta”.

El secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó que “los ataques indiscriminados contra los civiles son una grave violación de las leyes humanitarias internacionales y nunca pueden tener justificación”.

A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el gobierno de México expresó su rechazo total al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, así como sus condolencias y solidaridad al gobierno y al pueblo afganos.

“Este tipo de actos van contra el pueblo de Afganistán”, reaccionó la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.

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