Kabul/Washington.— Tras celebrar la salida de las tropas estadounidenses, los talibanes comenzaron ayer a abordar la enorme tarea de gobernar Afganistán, mientras intentan capturar la norteña región de Panjshir, la única de las 34 provincias que no se encuentra bajo su control.

Los insurgentes esperaban para anunciar la composición de su gobierno a que los últimos soldados extranjeros abandonaran el país, lo que ocurrió el lunes antes de la medianoche, con la partida de los últimos militares de EU.

Los fundamentalistas han expresado su deseo de formar un “gobierno representativo”. Para la comunidad internacional, el cumplimiento o no de este compromiso será una primera señal de cuánta confianza se puede depositar en ellos. Desde que tomaron el poder el 15 de agosto, tras una campaña militar cuya rapidez y eficacia sorprendió a Occidente, han intentado presentar una imagen de apertura y moderación.

Pero muchos afganos y líderes extranjeros no creen en sus promesas y temen que se repita el régimen fundamentalista que pusieron en práctica en su anterior gobierno (1996-2001) y que fue especialmente represivo con los derechos de las mujeres.

Reporteros Sin Fronteras (RSF) señaló ayer que, de las 700 mujeres que ejercían el periodismo en 2020, sólo quedan menos de 100 en el país.

La mayoría de los países han advertido que juzgarán a los nuevos gobernantes por sus actos. EU está dispuesto a “trabajar” con los talibanes, pero “hay que ganarse la legitimidad y el apoyo”, según el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

Sin embargo, es “posible” que EU busque coordinarse con los talibanes para realizar ataques en Afganistán contra combatientes del Estado Islámico (EI) y de otros grupos extremistas, dijo el jefe del Estado Mayor Conjunto, general del Ejército Mark Milley.

El oficial no abundó en detalles y sus declaraciones no dejaron entrever planes inmediatos para trabajar con el Talibán.

El secretario de Defensa, Lloyd Austin, apuntó que su país va a trabajar con sus socios para promover la estabilidad en “la región alrededor de Afganistán”.

“Continuaremos afrontando los retos de seguridad que presentan China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Es nuestro deber defender esta nación y no vamos a quitar el ojo. Eso significa esfuerzos antiterroristas implacables contra cualquier amenaza al pueblo estadounidense en cualquier sitio”, dijo.

“Queremos buenas relaciones con Estados Unidos y el mundo”, aseguró el principal portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid.

La comunidad internacional les exige que no conviertan su territorio en un santuario para el terrorismo internacional.

El miércoles, los talibanes desfilaron en Kandahar a bordo de vehículos militares, entre ellos muchos Humvees tomados a los estadounidenses, a la OTAN y al antiguo gobierno en el campo de batalla. Mientras, los insurgentes lanzaron ataques, “desde varias direcciones y áreas de las provincias vecinas de Parwan y Baghlan (...) pero sus ataques fueron rechazados y no tuvieron éxito”, afirmó en un comunicado el portavoz del conocido como Frente Nacional de Resistencia de Panjshir, Fahim Dashti.

Los talibanes deben demostrar que tienen la experiencia necesaria para dirigir el país.

El resto del mundo también está esperando sus anuncios sobre el aeropuerto de Kabul, desde donde los países occidentales evacuaron a más de 123 mil personas, afganos y extranjeros, entre el 14 y el 30 de agosto. Pero la mayoría de los aliados afganos que intentaron huir con el retiro de EU no pudieron hacerlo debido al caos en el aeropuerto de Kabul, aseguró un alto funcionario estadounidense, que dijo estar “atormentado” por las decisiones que debieron tomarse. Un avión de Qatar con equipo técnico aterrizó el miércoles en el aeródromo. Una fuente conocedora del asunto dijo que los insurgentes habrían pedido “asistencia técnica” para “retomar las operaciones” en esta instalación fundamental para la ayuda humanitaria. Qatar instó al nuevo régimen a garantizar una “vía segura” en Afganistán para “la gente que quiere partir o entrar”.

Qatar desempeñó un papel de mediador en el proceso de paz entre el gobierno afgano y los talibanes, antes de que éstos tomaran el poder, y mantiene un vínculo privilegiado con el nuevo régimen.

El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, pidió al bloque que “asuma sus responsabilidades” con la afluencia de refugiados afganos que huyen de los talibanes.

El martes, el mandatario Joe Biden dijo que la retirada de las tropas de Afganistán fue “la mejor decisión para EU”.

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