Bruselas.— La probabilidad de que el veterano líder Donald Tusk ponga fin a ocho años de ha devuelto el sentimiento europeísta al gigante europeo del Este.

Si bien el partido en el poder Ley y Justicia (PiS) consiguió el mayor número de votos en las elecciones generales del domingo, no le salen las cuentas para renovar el mandato, ni siquiera apoyándose en una coalición con la extrema derecha Confederación.

Esto abre la puerta para que el siguiente gobierno de coalición esté formado por las fuerzas de centro-izquierda, encabezadas por Plataforma Cívica, del historiador Donald Tusk.

De conformarse, Bruselas recuperará al socio constructivo y confiable que un día tuvo en Polonia. Tusk fue primer ministro entre 2007 y 2014 y presidente del Consejo Europeo, máximo órgano de decisión de la Unión Europea (UE), entre 2014 y 2019.

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El PiS gobernó el país desde 2015 con una política hostil hacia la UE; siempre señaló al bloque como responsable de los males nacionales. Las reformas encaminadas a erosionar la independencia del Poder Judicial se tradujeron en investigaciones disciplinarias, procedimientos y sanciones millonarias impulsadas por la Comisión Europea. Los choques permanentes entre Varsovia y Bruselas llegarán a su fin con Tusk de vuelta en el cargo de premier.

En un foro de debate convocado por el European Policy Centre, Maria Skóra, investigadora asociada del Institut für Europäische Politik, afirma que los comicios polacos demostraron que sigue habiendo una mayoría proeuropea pese a la proliferación de propaganda euroescéptica.

Skóra afirma que el resultado sienta las bases para el relanzamiento de los lazos con la UE. Prevé que con Tusk el enfoque cambie, reanudando el diálogo con los socios europeos sobre los problemas y desafíos en la búsqueda de soluciones comunes.

“Es una gran noticia para la UE y el resto de los países donde los gobiernos peligran de ser tomados por los partidos de extrema derecha”, sostiene Monika Sus, profesora asociada del Instituto de Ciencias Políticas de la Academia Polaca de Ciencias (ISPPAN) con sede en Varsovia.

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“El caso polaco demuestra que la democracia liberal aún tiene esperanzas, esto ayudará al Parlamento Europeo que será electo en junio de 2024. De lo contrario, si el PiS hubiera ganado, estaríamos enfrentando el riesgo de que las fuerzas antiliberales tomen el Parlamento Europeo”. Una de las calves por las que el partido liderado por el conservador Jaroslaw Kaczynski perdió la mayoría en el Parlamento, fue la alta participación ciudadana, casi de 75%, el índice mayor desde el retorno de Polonia a la democracia, superando incluso el nivel de 63% de 1989.

El siguiente paso corresponde al presidente Andrzej Duda, quien debe designar un candidato a primer ministro. No tendrá otra alternativa que darle a Tusk la batuta negociadora para formar coalición, los números le favorecen: Ley y Justicia obtuvo 194 escaños en el Parlamento, la Coalición Cívica 157, la Tercera Vía 65, la Izquierda 26 y Confederación 18.

De llegar Tusk al cargo de premier los expertos esperan que cambie la forma de operar con la UE. Habitualmente Bruselas ignoraba a Polonia sabiendo de antemano que no había forma de cooperar. Con Tusk será diferente, es un político conocido al más alto nivel y que maneja perfectamente los cables internos de las instituciones comunitarias.

Ahora el bloque deberá a escuchar a Varsovia que en la búsqueda de encontrar el punto consensuado intentará defender los intereses de la nación. Son varios los contenciosos pendientes, por ejemplo, la agenda verde impulsada por la Comisión Europea golpea severamente los intereses económicos de Polonia. También la política agrícola adoptada para ayudar a Ucrania frente al bloqueo ruso afecta particularmente al productor polaco.

A nivel doméstico, a Tusk le espera una tarea titánica. Tiene enfrente el inédito reto de revertir el antiliberalismo que emprendió el gobierno que lanzó un “golpe de estado” contra el orden constitucional, señaló en un análisis Piotr Buras, Director de la oficina en Varsovia del European Council on Foreing Relations (ECFR).

Entre otros, politizó o corrompió las instituciones consagradas en la Constitución, como el Tribunal Constitucional, los tribunales, la televisión pública y la fiscalía; al tiempo que eliminó derechos dirigidos a proteger las minorías.

“Superar un sistema antiliberal que mantiene la pretensión de democracia es territorio inexplorado. La razón es obvia: el actual sistema antiliberal se creó con la ayuda de leyes aparentemente legales, pero en realidad inconstitucionales”, explica Buras.

Por otro lado, el PiS no se irá a ningún lado, tiene a su gente en las estructuras de gobierno y en el Congreso operará como el partido más grande.

Además en la Presidencia está Andrzej Duda quien procede de las filas del PiS. El Presidente tiene el poder de veto en las decisiones legislativas, con excepción del presupuesto de Gobierno. Los estudiosos se preguntan si Duda seguirá siendo fiel al PiS y a sus ideales.

“Superar el antiliberalismo de forma liberal representa una enorme tarea que requerirá no sólo coraje político, sino también perseverancia. Queda por ver si un nuevo gobierno polaco tendrá la valentía necesaria para hacer frente a los fuertes vientos en contra que probablemente se avecinan”, sostiene Buras.


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