Llegó el 5 de marzo y el Congreso de Estados Unidos no tuvo solución para los dreamers. En la fecha límite que el presidente de EU, Donald Trump, había autoimpuesto para finiquitar el programa DACA y mandar a casi 690 mil jóvenes indocumentados al precipicio de la deportación, la inacción de los congresistas ha significado el fracaso para la comunidad inmigrante.

Sólo los tribunales han evitado lo que los activistas califican de “crisis humanitaria”. Las decisiones judiciales han mantenido vivo, pero con respiración asistida, un decreto para que los soñadores puedan seguir renovando sus permisos de residencia y trabajo.

Eso no les ha apartado del limbo y por eso siguen las protestas y manifestaciones para exigir que los legisladores actúen. El lunes, en la efeméride de la fecha que debía ser el final, centenas de personas en Washington, y decenas en todo el país, volvieron a las calles para exigir soluciones para los dreamers y sus familias. La manifestación en la capital de EU empezó en un lugar más que simbólico: frente al Museo de Historia. Los soñadores se sienten parte de una nación que, en la mayoría de los casos, es la única que conocen. Decenas marcharon hasta el Capitolio, donde una treintena fueron arrestados.

Si predominó algún color en las marchas en favor de los dreamers fue el naranja en playeras, cintas y gorros. Ese es el tono de la mariposa monarca, símbolo del inmigrante. Los gritos: “Sí se puede”, “sin miedo” y las pancartas exigiendo una ley para los dreamers se combinaron con canciones y proclamas contra el magnate.

Trump creó la crisis poniendo una fecha límite, recuerdan los manifestantes y activistas; sin embargo, el presidente mantiene que él es el más interesado en dar salida a los dreamers, la solución “con gran corazón y amor” que prometió hace meses. La culpa de que no se haya llegado a un acuerdo, según el millonario, es de los demócratas.

“Es 5 de marzo y los demócratas no están en ningún lado sobre DACA. Les dimos seis meses, simplemente no les importa, ¿dónde están?, ¡estamos listos para un acuerdo!”, tuiteó Trump. La portavoz presidencial, Sarah Sanders, consideró “absolutamente terrible” que el Congreso haya sido incapaz de llegar a un acuerdo, con tres propuestas de ley.

Un pequeño grupo de soñadores, no más de una docena, protestaron ante las oficinas del Partido Demócrata, “aliados falsos” que en su opinión han contribuido a la inacción. Para demostrar su hartazgo ante tanta promesa incumplida, se vistieron de viejos para mostrar cuánto tiempo llevan esperando.

El mayor temor de los indocumentados es que, sin una fecha límite, su problema se diluya. Se prevé que el sistema judicial estudie dentro de meses una solución, tal y como explicó la semana pasada a este diario César Vargas, activista mexicano y primer indocumentado con licencia de abogado en Nueva York.

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