San José. – Sin tiempo para festejos sociales en una fecha histórica, América Latina y El Caribe recordarán hoy el Día Mundial de los Refugiados sometidos al incesante asedio de las corrientes migratorias irregulares de centroamericanos, venezolanos, cubanos, haitianos, africanos y asiáticos en las fronteras de una zona convertida en el actual epicentro del coronavirus.

Más allá de rangos de refugiado, migrante económico o asilado político, la presión creció paulatinamente luego de que la mayoría de límites terrestres, aéreos, marítimos y fluviales entre las naciones latinoamericanas y caribeñas fueron cerrados a partir de que el 25 de febrero se confirmó el primer caso de la enfermedad en Brasil y se propagó por la zona.

Las condiciones socioeconómicas que antes de 2020 propiciaron la masiva migración irregular en el área, como pobreza, desempleo, desigualdad, inseguridad alimentaria, criminalidad, violencia y persecución por raza, nacionalidad, religión, creencia política y pertenencia a un grupo social, se agudizaron con el ataque del virus y el riesgo continental es que seguirá agravándose.

“Todos los problemas estructurales han recrudecido a flor de piel y ahora son más visibles por la pandemia”, afirmó la guatemalteca Julia González, coordinadora de la (no estatal) Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala, que estudia el fenómeno migratorio regional.

“La violencia continúa y para las personas que, por la violencia, necesitan huir de un país a buscar protección internacional en otro, la situación tampoco va a desaparecer porque las fronteras están cerradas. La libre movilidad no está permitida y quienes necesiten movilizarse por violencia y persecución, lo seguirán haciendo por puntos ciegos y exponiéndose a los peligros”, dijo González a EL UNIVERSAL.

“Podemos prever que aumentará el desplazamiento forzado interno por las dificultades para cruzar fronteras hacia otros países”, agregó.

Más de 2 mil cubanos, haitianos, africanos y asiáticos, que pretendían cruzar Centroamérica hacia México y Estados Unidos y procedentes de Suramérica, están varados en Costa Rica, Panamá y Honduras desde febrero y marzo de este año e inmovilizados por las restricciones de viaje impuestas para enfrentar al Covid--19.

Honduras notificó ayer que un grupo de migrantes irregulares de Cuba, Haití y África que entraron a esa nación en marzo de este año, abandonaron un albergue temporal en territorio hondureño “aun sabiendo que existen medidas de restricción de movilización” dictadas por efecto de la enfermedad.

Pandemia agrava líos migratorios hemisféricos en AL y Caribe
Pandemia agrava líos migratorios hemisféricos en AL y Caribe

Un gran número de venezolanos espera en el sector de Colombia aledaño al puente internacional Simón Bolívar, en el nororiental departamento colombiano de Norte de Santander, para tratar de ingresar a Venezuela.

A esos migrantes se les alertó en los últimos meses de “los riesgos a los que se exponen en su pretensión de movilizarse” a EU y de que, por los temores de contagio de ese padecimiento, “no existe corredor humanitario para su tránsito”, porque las fronteras de Honduras, Guatemala y México están cerradas, añadió.

Los cubanos, haitianos y africanos fueron advertidos de que “exponen su salud física, integridad personal y la salud pública en el país y a un escenario de discriminación en la ruta”, precisó.

La tensión también se aceleró en los pasos divisorios entre Costa Rica y Nicaragua por la denunciada explotación laboral de mano de obra nicaragüense, sin visa y sin permisos de trabajo, en industrias agropecuarias costarricenses y con sospechas de contagio.

Lío en ascenso

Un de las situaciones más conflictivas por la emergencia sanitaria se agudizó en sectores limítrofes entre Colombia y Venezuela, con miles de venezolanos retenidos en suelo colombiano y con la frustrada intención de retornar a su país.

La crisis se complicó luego de que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, acusó el 24 de mayo anterior al gobierno de Colombia de utilizar la repatriación de esas personas para promover la “infección intencional” con el Covid—19 de la población venezolana.

El dirigente oficialista venezolano Lisandro Cabello, secretario de la gobernación del noroccidental estado de Zulia, fronterizo con Colombia, y defensor del gobierno de Maduro, advirtió que “toda persona que viole el sistema migratorio e ingrese en el país será considerada arma biológica y encarcelada”.

Al respecto, el colombiano Juan Espinosa, director de Migración Colombia, respondió que “pensar en los venezolanos como armas biológicas es un concepto miserable” y “deplorable”.

Tras explicar que cuando los venezolanos llegan a puntos fronterizos frontera son sometidos a procesos de tamizaje y de verificación en salud, Espinosa admitió que “ese cuento de que los venezolanos que están saliendo (a Venezuela) son personas con padecimientos de Covid es totalmente falso”.

“Claro que hemos tenido contagios de población venezolana, como lo hemos tenido en población colombiana”, reconoció.

Migración Colombia informó a EL UNIVERSAL que, a partir de marzo anterior, más de 76 mil venezolanos retornaron a Venezuela “de manera voluntaria” y que unos 24 mil están a la espera de repatriarse. Espinosa alertó que ese proceso podría tardar unos seis meses por las restricciones que Venezuela estableció para la recepción de sus connacionales.

Colombia anunció el 6 de junio que Venezuela decidió que el tránsito de personas por los corredores humanitarios solo se podría realizar durante lunes, miércoles y viernes en grupos máximos de 300 personas por dos puentes que unen a ambas naciones.

Espinosa anticipó que las dificultades migratorias se complicarán, porque cerca del 80% de los venezolanos que regresaron a Venezuela volverán a Colombia ante la severa conmoción socioeconómica, política e institucional que azota a ese país desde al menos 2014 y que disparó el éxodo que ya se aproxima a los seis millones de seres humanos.

Colombia, que es el principal receptor de esos flujos que también se dirigen a otros destinos latinoamericanos, registró un descenso del 0.9% en el número de venezolanos a marzo de 2020 en suelo colombiano, según un reporte oficial divulgado el 28 de mayo.

De acuerdo con ese recuento oficial, un millón 809 mil 872 venezolanos radican en Colombia y, de ese total, el 56.6% está como irregular, por lo que 784 mil 234 están en condición regular.

“La crisis que veníamos teniendo antes del coronavirus, la estamos recordando precisamente hoy” en el Día Mundial de los Refugiados, aseveró la hondureña Karla Rivas, coordinadora de la (no estatal) Red Jesuita con Migrantes Centroamérica, de Honduras.

“Identificamos a millones de personas alrededor del mundo que están fuera de sus casas, porque han salido por guerras, huyendo por amenazas de muerte, por sistemática violación a sus derechos humanos y, en el caso de las mujeres, muchas por violencia de género”, puntualizó Rivas a este diario.

Al detallar que mientras el migrante económico sale de su país en busca de trabajo, el refugiado “huye para salvaguardar su vida”, Rivas preguntó: “¿Qué va a pasar después de la pandemia que evidentemente ha afectado con mayor insistencia a los grupos vulnerables, como los migrantes, los refugiados y los que buscan una nueva vida?”.

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