Houston.— Cientos de personas se congregaron ayer en la iglesia The Fountain of Praise (La Fuente de la Alabanza), en Houston, Texas, para despedir a George Floyd, el afroestadounidense que murió a manos de la policía el 25 de mayo pasado en Minneapolis, Minesota, suceso que generó multitudinarias manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policiaca.

Las puertas de este templo religioso abrieron poco antes del mediodía, pero muchas personas llegaron desde temprano para asegurarse que podrían dar el último adiós a este hombre, de 46 años, quien se ha convertido en un símbolo del racismo en Estados Unidos y gran parte del mundo.

“He querido llegar de primera al ver por las noticias que apenas había tráfico. He pensado que era mi oportunidad para expresar mi malestar por esta injusticia tan grande”, dijo Lula Heyden, de 68 años y residente en Houston, quien consideró que “aún queda una gran lucha por delante para acabar con el racismo en Estados Unidos”.

El féretro, bañado completamente en oro, estauvo expuesto todo el lunes para que los residentes de Houston, su ciudad natal, pudieran rendirle homenaje antes del funeral privado, que será hoy. Según confirmaron fuentes del entorno del excampeón mundial de boxeo Floyd Mayweather, éste se hizo cargo de los gastos funerarios.

El exvicepresidente de Estados Unidos y virtual candidato demócrata en las próximas elecciones a la Casa Blanca, Joe Biden, se reunió con la familia de Floyd

“Escucharnos unos a otros es lo que empezará a sanar a Estados Unidos. Eso es lo que hizo el vicepresidente @JoeBiden con la familia de #GeorgeFloyd [por más de una hora]. Escuchó, oyó su dolor, y compartió su pena. Esa compasión significó para la familia doliente”, tuiteó Benjamin Crump, abogado de la familia Floyd.

Una jueza fijó ayer una fianza de un millón de dólares para el expolicía acusado del asesinato de Floyd. Derek Chauvin, convertido en el rostro de la brutalidad policial, tras ser filmado presionando con su rodilla el cuello de Floyd hasta que éste, esposado, dejó de respirar, compareció ante la justicia por videoconferencia para enfrentar cargos de asesinato en segundo grado.

Vestido con un traje naranja de prisionero, el ahora exagente de 44 años, detenido en una prisión de alta seguridad en Minnesota, respondió con voz neutral a la jueza estatal Jeannice Reding, quien fijó un pago de un millón de dólares si entrega sus armas, no ocupa más cargos en las fuerzas del orden ni se acerca a la familia Floyd, o 1.25 millones si quiere la libertad condicional antes de su juicio.

Las protestas de los últimos días arrancaron como una expresión de indignación y rabia, pero poco a poco comenzaron a cristalizar algunas exigencias, una que se escucha por encima sobre todo una: “Defund the police” (Quiten fondos a la policía). Mientras, las protestas por la brutalidad policial continuaban; en Nueva York una policía fue suspendida tras publicar un meme racista que representaba el linchamiento de Barack Obama.

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