San José. – El guerrillero colombiano Jesús Santrich, de 53 años, uno de los disidentes políticos emblemáticos de la disuelta insurgencia comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y presuntamente ligado al fugitivo narcotraficante mexicano , pereció el lunes anterior en un choque a balazos entre organizaciones armadas irregulares en Venezuela.

El ministro de Defensa Nacional de Colombia, Diego Molano, tuiteó ayer que “información de inteligencia señala que en presuntos enfrentamientos ocurridos ayer (lunes) en Venezuela habría muerto alias ‘Santrich’ y otros delincuentes”.

“Información en verificación. De confirmarse este hecho, se comprueba que en Venezuela se refugian narcocriminales”, subrayó.

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Los principales medios periodísticos colombianos obtuvieron confirmación independiente de la muerte de Santrich, cuyo nombre verdadero fue Seuxis Pausias Hernández Solarte. El seudónimo de guerra lo asumió al unirse a las FARC en 1990 y en honor a un amigo.

El periódico El Tiempo, de Bogotá, anunció ayer a las 18:00 horas locales de Colombia (mismo tiempo del centro de México) que el fallecimiento fue reconfirmado por disidencias de las FARC.

Santrich se convirtió en la principal pérdida para los miembros de las FARC que se negaron sumarse al acuerdo de paz que esa insurgencia firmó en noviembre de 2016 con el gobierno colombiano.

Santrich y otros integrantes de esa guerrilla que se alzó en armas en 1964 renunciaron al proceso en 2019 y ese año retornaron a la lucha armada con la llamada Segunda Marquetalia, que obtuvo apoyo público del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

Recompensa. Sin que se conozcan detalles, la baja mortal de este hombre casi ciego y obligado a usar bastón se habría producido tras una emboscada que fuerzas mercenarias lanzaron el domingo sobre una base de las FARC en el noroccidental estado venezolano de Zulia, limítrofe con Colombia, para cobrar la recompensa por su captura.

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Estados Unidos ofreció en junio de 2020 pagar 10 millones de dólares por información para detener y condenar a Santrich, porque presuntamente participó en “una conspiración corrupta y violenta de narcoterrorismo con altos funcionarios venezolanos”. Colombia prometió entregar más de 800 mil dólares por informes para apresarle.

Santrich integró la delegación de las FARC que, de 2012 a 2016 en Cuba, negoció el pacto de paz con el gobierno, pero su situación se complicó cuando EU lo acusó de narcotráfico.

El 9 de abril de 2018 fue detenido en su vivienda en Bogotá por una denuncia de tráfico de drogas que la DEA, agencia antidroga de EU, presentó en un juzgado de Nueva York porque se habría aliado con el cártel mexicano de Sinaloa para introducir 10 toneladas de cocaína al mercado estadounidense.

Un video de agentes infiltrados de la DEA mostró a Santrich en supuestos tratos de drogas con emisarios del cártel de Sinaloa a mediados de 2017.

La Fiscalía General de Colombia calificó las evidencias como “copiosas pruebas” para exportar cocaína a EU valorada en 320 millones de dólares.
El acuerdo de paz que entró a regir en diciembre de 2016 y por el que las FARC, que desmovilizó y desarmó de 12 mil a 13 mil combatientes y personal de apoyo, aceptaron retirarse del narcotráfico, pero Santrich volvió a involucrarse en 2017 en crimen organizado, precisó la Fiscalía.

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Ante esa situación, planteó excluirlo del beneficio judicial de la paz. De manera coincidente, EU pidió en junio de 2018 la extradición de Santrich, aprobada el 13 de mayo de este año por la Corte Suprema de Justicia de Colombia.

Electo en marzo de 2018 como miembro de la Cámara de Representantes de Colombia, Santrich fue liberado en mayo de 2019 en un polémico fallo judicial y en junio asumió el puesto legislativo.

Sin embargo, a finales de ese mismo mes se dio a la fuga, reapareció en agosto de 2019 en un video en la clandestinidad con otros disidentes de las FARC y proclamó su retorno a la lucha armada por incumplimientos del gobierno y otros reproches.

Caro Quintero. Santrich confirmó en abril de 2018 que el mexicano Caro Quintero le fue presentado en Colombia como inversionista extranjero y que luego intentó obsequiarle una pintura que le hizo al carboncillo en blanco y negro.

Sin éxito, Santrich envió el cuadro al prófugo narcotraficante mexicano, ya que la pieza fue confiscada por autoridades colombianas como prueba del nexo criminal de ambos en el narcotráfico internacional.

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“Para Don Rafa Caro con aprecio y esperanza de paz. Santrich 17”, escribió en la dedicatoria.

La obra jamás llegó a manos del mexicano, en fuga desde agosto de 2013 tras purgar 28 años de prisión entre otros delitos por el asesinato en 1985 en una mansión de Guadalajara, Jalisco, del mexicano—estadounidense Enrique “Kiki” Camarena, un oficial de la DEA, la agencia antidroga de Estados Unidos.

El regalo fue interceptado y retenido por la Policía Nacional y la Fiscalía de Colombia como evidencia del nexo de su autor con un hombre que, como el mexicano, fue reiteradamente señalado como parte de los cárteles de Guadalajara y Sinaloa.

En entrevistas clandestinas tras salir de prisión, Caro Quintero, cuya captura se registró en abril de 1985 en Costa Rica, negó estar implicado en la narcoactividad.

Santrich confirmó el 17 de abril de 2018 a W Radio, de Colombia, que conoció a Caro Quintero, pero aclaró que en ese momento desconocía el antecedente criminal del mexicano. Santrich evitó precisar fechas.

“Cuadros he regalado por decenas y libros también, así que es posible que lo haya entregado a Rafael Caro, a quien repito no conozco directamente, sino la referencia de ser un inversor en proyectos”, adujo.

“Si yo tengo conciencia de que estoy tratando con alguien con ese tipo de imputaciones ¿iba a ser algo público, tomar fotografías con alguien, hacer una reunión en un sitio resguardado por la Policía? Eso no tiene lógica”, alegó.

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