París.— El presidente ha logrado conservar por cinco años más las llaves del Elíseo, tras vencer por segunda ocasión a la derecha autoritaria, que pese a la derrota protagonizó un avance inédito en la política francesa.

Los resultados preliminares dieron al líder de La República en Marcha alrededor de 58% de los votos y a la representante de la extrema derecha, Marine Le Pen, 41%, un avance considerable: se traduce en 11.6 millones de votos. En paralelo a Macron, ganó la abstención con la segunda tasa mayor en la vida de la República. El 28.2% de los votantes optó por no acudir a las urnas, el indicador más alto desde 1969, de acuerdo con las últimas estimaciones de la firma Ifop.

Los analistas coinciden en que la abstención refleja una sociedad fracturada, fatiga en la democracia y descontento con un proyecto de nación con el que no se identifica una parte importante de la sociedad.

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Macron celebró el voto por “el mal menor”, en palabras de Jean- Jacques Kourliandsky, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), en el espacioso jardín de Campo de Marte, punto de celebración de algunas de las mayores fiestas revolucionarias.

Teniendo de fondo una iluminada Torre Eiffel, fue recibido por centenares como si fuera una estrella de música pop al grito de “uno, dos, tres, cinco años más” y “Macron presidente”. Apareció de la mano de su esposa Brigitte y acompañado de un grupo de niños. El Himno a la Alegría, el mismo himno europeo que eligió en 2017 frente al Museo del Louvre, les fue marcando el paso. Optó en esta ocasión por un podio circular, simbolizando su empeño por situarse como centrista en la vida política francesa.

Ahí se dirigió a quienes votaron por él por convicción. Comenzó un discurso que duró menos de 15 minutos, agradeciendo a los votantes por “confiar en mí para lograr una Francia más independiente, una Europa más fuerte, a través de inversiones y cambios profundos (...) Sé que muchos de nuestros compatriotas votaron por mí hoy, no por apoyar las ideas que llevo, sino para bloquear a la extrema derecha. Quiero decirles que soy consciente de que este voto me obliga para los próximos años”. En la primera ronda obtuvo 27.84% de los votos, frente a 23.15% de Le Pen.

Por último, se dirigió a los que votaron por Le Pen, asegurando que no será presidente de un campo, sino de todos. Afirmó que responderá “a la rabia y los desacuerdos” que llevaron a sufragar por el proyecto de la derecha radical. También lanzó promesas, habrá más Europa en materia económica, social y militar; recuperará el impulso reformista y liberal con un “método refundado”; apoyará la innovación y hará de Francia “una gran nación ecológica.

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“Esta nueva era no será una continuación del quinquenio que termina, sino la invención colectiva de un nuevo método para cinco años de mejor servicio al país y a nuestra juventud”.

Sostuvo que la guerra en Ucrania es un recordatorio del momento trágico por el que se atraviesa y en el que Francia debe hacer oír su voz y construir su fuerza en todos los ámbitos.

El foro acordonado por un rígido control de seguridad, caracterizado por oficiales con armas largas, perros rastreadores de explosivos y bloques de hormigón cortando el paso, comenzó a recibir miembros de campaña, simpatizantes y personalidades de la política francesa, dos horas y media antes de la intervención de Macron. Fue una fiesta igual a la de 2017, antes de la pandemia, pues el tapabocas sólo se usa en el transporte; tampoco hubo pasaporte Covid ni desinfectante.

Entre los primeros en llegar estuvo la francesa Sabrina Cerezo, quien se armó con la bandera europea y un broche con la leyenda “todos nosotros”. “Vengo porque me enorgullecen sus ideales, y porque tengo confianza de que escuchará a los que votaron hoy por él y no lo hicieron en la primera ronda. Debe escuchar, va a escuchar”, dijo a este diario la parisina. Conforme se acercaba la hora cero para conocer el resultado preliminar, las 20:00, el nerviosismo aumentaba y el lugar se silenciaba. Al concluir la cuenta regresiva marcada en una gran pantalla, como si se tratara de un conteo de año nuevo, Evelyn Montané, brincó con ambos brazos en alto y gritó: “¡Nos salvamos!, ¡Nos salvamos! (...) Ella [Le Pen] era muy, pero muy peligrosa, nos quería sacar de Europa. Estamos salvados”.

De acuerdo con Jean-Jacques Kourliandsky, el que Macron haya elegido el Campo de Marte no fue casualidad, sino un hecho lleno de simbolismo. Por segunda ocasión elige un monumento arquitectónico, hace cinco años fue la Pirámide del Louvre y ahora la Torre Eiffel. El estudioso afirma que “constituyen una representación teatralizada de que él tiene relación con el pasado, así como con la modernidad tecnológica”.

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