Guatemala.— En un ataúd blanco fue repatriado ayer al aeropuerto de la capital de Guatemala el cuerpo de la niña Jakelin Caal, de siete años, muerta hace dos semanas en un hospital de Estados Unidos después de cruzar la frontera con su padre y un grupo de migrantes.

El féretro, con ornamentos dorados, fue recibido por funcionarios de cancillería y luego una carroza fúnebre emprendió el viaje para llevar el cuerpo de Jakelin con su familia a la remota aldea indígena de San Antonio Secortez, en el norte del país.

Un largo trayecto de unas 10 horas le esperaban al cortejo hasta la pequeña comunidad rural del municipio maya-q'eqchi' de Raxruhá, de donde la niña salió con su padre Nery Caal el 30 de noviembre.

“Aunque no hay un resultado final de la autopsia y la causa de la muerte, se logró hacer la repatriación lo más pronto posible”, dijo Marta Larra, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Señaló que esperan que las autoridades estadounidenses finalicen la investigación sobre la muerte de la niña en un hospital de El Paso, Texas, a donde fue trasladada luego de ser detenida junto con su padre y un grupo de 163 migrantes.

Tras la detención, Jakelin presentó fiebre, vómitos y convulsiones, y fue atendida inicialmente por socorristas de la patrulla fronteriza y luego llevada al centro médico donde murió el 8 de diciembre, según un informe de la cancillería local.

La muerte de Jakelin provocó una nueva conmoción en el debate migratorio en Estados Unidos y la región centroamericana.

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