Buenos Aires.— La cumbre de las 20 economías más potentes y emergentes del planeta arrancó ayer en un ambiente ríspido y con la posibilidad de concluir sin una declaración final firmada por todos los participantes.

Anoche, los miembros del G20 intentaban llegar a un consenso sobre el tema comercial para la redacción de un documento final de la cumbre, que hoy vive su última jornada. El canciller argentino Jorge Faurie dijo: “Hay un muy buen avance en lo que es una de las materias delicadas, que es lo relativo al comercio”.

El otro gran tema que divide a las naciones del G20 es el del cambio climático. De hecho, el escepticismo del presidente estadounidense Donald Trump plantea dudas sobre si los países alcanzarán el suficiente consenso como para incluir el asunto en un comunicado final. “Estamos haciendo el mejor esfuerzo para que haya documento, pero no lo podemos asegurar porque depende de que exista un consenso real. Puede ser que no lleguemos a obtener ese consenso”, dijo el viceministro argentino de Hacienda, Miguel Braun.

No sería la primera vez que ocurre. A principios de mes, funcionarios de los países asistentes a una cumbre Asia-Pacífico no pudieron ponerse de acuerdo por primera vez sobre una declaración conjunta, cuando la delegación de Estados Unidos, encabezada por el vicepresidente Mike Pence, se enfrentó con China por el comercio y la seguridad. En mayo, Trump rechazó una declaración de los líderes de las economías industrializadas del G7, luego de que una tensa reunión terminara en una condena, por los temas de los aranceles y el comercio.

La tensión era tal ayer que al inaugurar la cumbre el presidente Mauricio Macri hizo un llamado a los participantes a impulsar la cooperación, a buscar consensos, y reconoció la existencia de cuestionamientos a los mecanismos multilaterales y “tensiones entre países”.

Además de Trump, otro de los grandes protagonistas de la cumbre es el presidente ruso Vladimir Putin, quien llegó con espíritu combativo, denunciando las “prácticas viciosas” de las “sanciones unilaterales” y del proteccionismo comercial. La escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania llevó a Trump a cancelar una reunión con su par ruso, y la tensión se evidenció cuando el estadounidense pasó frente a éste sin saludarlo.

La presencia del príncipe heredero saudita Mohamed bin Salmán, quien llegó en medio de una amplia controversia sobre el asesinato, en octubre pasado, del periodista crítico Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita en Estambul, generó rispideces. El gobernante de facto quedó en los márgenes de la foto oficial de la cumbre, en el extremo de la foto grupal e ignorado en los saludos posteriores. No fue el caso de Putin, cuyo saludo efusivo a Salmán se volvió viral.

La canciller alemana Angela Merkel llegó tarde al encuentro, luego de que el avión en el que viajaba sufriera una falla técnica.

Los ojos están puestos en la reunión de hoy entre Trump y su homólogo chino Xi Jinping. El mandatario estadounidense dijo ayer ver “buenas señales” en las relaciones comerciales entre ambos países, pero también se mostró reticente a un acuerdo en las últimas horas. Al exigir que Beijing ponga fin a prácticas comerciales, Trump impuso aranceles que alcanzaron los 300 mil millones de dólares. China reaccionó con medidas recíprocas. La próxima batería de aumentos está prevista para el 1 de enero, cuando los aranceles de EU a importaciones chinas por unos 200 mil millones de dólares podrían subir de 10% a 25% si los dos gigantes no llegan a un acuerdo.

Anoche, los líderes del G20 acudieron a una gala en el Teatro Colón y posterior cena.

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