La Habana.— La investigación del accidente aéreo ocurrido el viernes en La Habana, que dejó 110 muertos al estrellarse un vuelo de Cubana de Aviación, avanzó ayer con la aparición de una de las cajas negras, en un día marcado por el dolor de las familiares y el inicio de la identificación de los cadáveres.

Tras algunas confusiones iniciales, se conocieron las cifras definitivas del siniestro del Boeing 737 que llevaba a bordo a 113 personas: 110 fallecidos, entre ellos cinco niños, y tres supervivientes que luchan por su vida en el hospital Calixto García de La Habana. Todos los restos han sido recuperados.

Entre los muertos están los seis tripulantes mexicanos (tres hombres y tres mujeres), y l04 pasajeros: 99 cubanos, un matrimonio de argentinos, dos saharauis y una mexicana. La Secretaría de Relaciones Exteriores en México confirmó el fallecimiento de los siete connacionales.

El avión accidentado, que se precipitó a tierra minutos después de despegar del aeropuerto José Martí de La Habana con destino a la provincia de Holguín, pertenecía a la aerolínea mexicana Global Air.

Cubana lo operaba en alquiler, aunque el mantenimiento técnico del aparato estaba a cargo de la empresa propietaria, aclaró ayer el ministro de Transporte de la isla, Adel Yzquierdo, quien añadió que el aparato —fabricado en 1979— fue arrendado hace menos de un mes y tenía su documentación en regla, incluyendo los certificados de la tripulación.

Las revisiones técnicas anuales de los aparatos de Global Air dependen de la Dirección General de Aeronáutica Civil de México (DGAC) y el avión accidentado superó la última en noviembre de 2017. Especialistas de la DGAC que participarán en la investigación del siniestro llegaron ayer mismo a La Habana y contactaron a los funcionarios del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, la agencia encargada de las pesquisas.

Yzquierdo explicó que el alquiler de aviones a diferentes compañías es una práctica habitual por parte del país caribeño, que tiene dificultades para adquirir aviones en propiedad debido al embargo financiero que Estados Unidos mantiene desde hace casi seis décadas sobre la isla. La investigación continúa su curso con la recuperación en buen estado de la caja negra que graba las voces en cabina y la búsqueda de una segunda, que registra los datos de los aparatos de vuelo y que los expertos esperan localizar en las próximas horas. “Se ha pedido por las autoridades norteamericanas venir a Cuba, a los fabricantes del avión, nosotros hemos accedido”, explicó.

Se prevé que el proceso de identificación de víctimas sea largo dado que el violento choque desperdigó los restos del avión; el doctor Sergio Barrel, director del Instituto Forense estimó que tardará entre 10 o 15 días; el viceministro de Salud, Alfredo González, dijo que podría ser más. El gobierno cubano asumió los gastos de traslado, alojamiento y estancia de los familiares cubanos de las víctimas. La isla cumplió ayer el primero de dos días de luto.

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