Miami.— “Nada va a cambiar, absolutamente; no sé para qué siguen esa farsa que ya lleva más de 50 años mintiendo, engañando”, dice muy molesto Tomás Rodríguez, cubano de 60 años de edad y llegado a Miami hace más de 40 años. “Desde que llegué siempre he escuchado que algo va a pasar. ¡No pasa nunca nada!” repite en un tono de frustración y franco enojo.

Cuando EL UNIVERSAL se acercó a platicar con Tomás, en el Café Versailles, el lugar más emblemático del exilio cubano en el sur de la Florida y en todo Estados Unidos, se le preguntó si podía hablar sobre el cambio de presidente de su país de origen y la respuesta fue: “Te hablo lo que quieras, chico, pero nada de fotos ni video. Yo pertenecí a muchos grupos del exilio, pero ahora ya no voy a ninguno. Me cansé de esperar a que sucediera algo o que se pudiera hacer algo, y no pasó más nada”, comenta.

Señaló que, “tal vez la única esperanza sea cuando muera Raúl [Castro], pero mira lo viejo que ya estoy, los viejos ya no creemos en nada y a los jóvenes no les importa; ellos mientras ganen sus dólares y puedan ir a Cuba a gastar y presumir, no les importa más nada”, lamenta Tomás.

En el Versailles nadie más quiso hablar del tema.

“La verdad no sé mucho, no me enteré de nada; no me gusta la política”, comenta Lisy Ramírez, cubana de 19 años, emigrada a Miami hace un año y medio. Ahora trabaja en un restaurante de mariscos como mesera, ahí todos los empleados son cubanos.

“Sí sé quién es Raúl, por supuesto, y quién era Fidel y lo que hicieron; lo tuve que estudiar en la escuela, en Cuba, pero hoy veo que cuentan muchas mentiras en esa historia, nunca liberaron ningún país, sólo se aprovechan y con esto de un nuevo presidente me imagino que todo va a seguir igual”, dice Lisy, segura de que sus palabras coinciden con lo que piensan la mayoría de los cubanos en Miami.

“No sé quién esté propuesto para ser el nuevo presidente, pero me gusta vivir más aquí —en Estados Unidos— aunque se trabaja mucho, pero no importa”, concluye.

Según el Centro de Estudios de Inmigración y la oficina del Censo de Estados Unidos, en este país radican alrededor de un millón 300 mil cubanos llegados de la isla; éstos más sus hijos, quienes a su vez son considerados cubanos, suman alrededor de 3 millones, de los cuales 80% está en el sur de Florida.

“Ciertamente la salida de Raúl Castro no representa nada para el pueblo cubano, esto es una transición”, dice a EL UNIVERSAL Nelson Rubio, cubano emigrado primero a Venezuela, antes de Hugo Chávez, y posteriormente a Estados Unidos.

“Ahí está la debilidad del propio sistema castrista, el hecho de que se esté designando o se especule que se está designando a Miguel Díaz-Canel, el ‘delfín de oro’ de la política cubana”, señala Rubio, quien es analista político y periodista.

“Hay una muestra de debilidad, hay un nombramiento, hay la intención de dejarle ver al mundo que va a haber un cambio, que no va a haber un Castro. Sin embargo, mantenerse por la propia Constitución cubana, un Raúl Castro como primer secretario del Partido Comunista le daría todo el poder para gobernar tras bambalinas”, explica Nelson.

“Cuando haya la presencia de partidos opositores, de candidatos opositores, y se abran las puertas para que los cubanos podamos entrar y salir de nuestro país como cubanos, y exista la libre competencia, la iniciativa privada, la propiedad privada, entonces, sin importar cómo se llame el presidente de Cuba, podremos decir y aplaudir que hubo un cambio en Cuba”, remata.

Para otros, de no existir pronto un cambio hacia la democracia, se debería considerar la posibilidad armada.

“La única manera que pienso que algo puede cambiar es con acción militar; acción militar y más nada. Pienso que es la única forma”, dice Whilly Bermúdez, profesionista en Sistemas y Marketing de 33 años, nacido en Miami pero quien se considera también cubano por el arraigo familiar.

En general, a casi ningún cubano le interesa el tema y pueden sentirse incluso ofendidos o molestos cuando se les pide una opinión al respecto para ser publicada en algún medio: “Para qué le dan importancia, para qué publican nada de ese tirano [Raúl Castro] y toda su camada de sinvergüenzas”, dijo uno de ellos al pedírsele su opinión.

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