Nueva York

Los cruces de indocumentados desde Canadá hacia Estados Unidos se disparan. En algunas áreas como Maine, New Hampshire y Vermont del lado estadounidense, frontera con Quebec y Montreal, del lado canadiense, el número de cruces sin permisos se ha incrementado más de 450% entre 2017 y 2019, de acuerdo con cifras de la Patrulla Fronteriza.

En una revisión a la estadística de cruces ilegales a la Unión Americana desde Canadá realizada por EL UNIVERSAL, se ve claramente cómo a lo largo de los más de 8 mil 891 kilómetros de frontera entre ambos países, la vigilancia es mínima, los obstáculos no existen en la mayoría de las áreas y ningún tipo de tecnología de guerra ha sido puesta en marcha, a diferencia de lo que sucede en la frontera entre Estados Unidos con México.

“En esta parte del país [Estados Unidos] necesitamos más oficiales y más tecnología que nos ayude a detectar los cruces sin permisos [de indocumentados]” aseveró Jason Owens, el jefe de la Patrulla Fronteriza en el Sector Swanton, en Vermont.

Es muy difícil detectar las personas que desde Canadá están cruzando a la Unión Americana sin permiso, ya que la frontera es muy larga y a pesar de ser cruces peligrosos por donde atraviesan los indocumentados, no parece importarles. “La verdad es que después de haber intentado [cruzar sin documentos] desde la otra frontera [la del sur], hacerlo desde aquí [en Canadá] la verdad es mas tranquilo”, afirma a esta casa editorial Mario, joven mexicano de 28 años y quien pidió cambiar su nombre para hablar; es originario de Puebla; recientemente logró cruzar desde el área de Montreal hacia Vermont para posteriormente reunirse con sus hermanos en la ciudad de Nueva York.

“Primero lo intenté por el sur, [por la frontera con México] y me agarraron y me dieron deportación inmediata”, cuenta este poblano quien estudió la carrera Técnico en Sistemas Computacionales. “Cruzar por ahí [desde México] sí está bien jodido, hay mucha vigilancia y con el desmadre de los centroamericanos, pues ya pasaron a jodernos a todos”.

En términos generales y de acuerdo con las cifras de la Patrulla Fronteriza del Centro de Comunicaciones Tácticas (TCC por sus siglas en ingles), en la frontera norte de Estados Unidos durante 2015 fueron detenidos un promedio de 2 mil 600 migrantes que cruzaron sin permiso desde Canadá; en 2018 las detenciones sumaron mas de 4 mil, lo que se traduce en un incremento general de cruces de indocumentados en esa frontera de 154%. La mayoría son mexicanos, pero también hay de Ecuador, Centroamérica, Indonesia, Tailandia, Sudán, India, Rumania, Canadá y otros países.

Mario cuenta que después de ser deportado en Estados Unidos, cuando intentó cruzar por la frontera con Texas, dejó pasar unos meses y compró un vuelo a Montreal. “Cuando me detuvieron en Texas les di un nombre falso, tienen mis huellas, pero no saben mi nombre y por eso compré el boleto a Canadá más tranquilo”.

Una vez en Montreal, dice que pagó “una especie de permiso y me comencé a mover como turista, pero fui bajando a la frontera [con Vermont, Estados Unidos] y en una localidad cercana a la línea [fronteriza] me quedé y mis hermanos ya habían buscado quién podría cruzarme desde ahí.

Me encontré con la persona, nos pusimos de acuerdo y cruzamos sin problemas, ni agentes, ni muros, ni nada; es muy distinto a la otra frontera. Hacía mucho frío y caminamos entre la nieve y árboles algunas horas, íbamos tapados hasta las orejas. Luego topamos con un camino, hizo unas llamadas y llegó una camioneta, nos subimos y llegamos a la civilización”, comenta entre risas.

“En la camioneta íbamos varios [indocumentados]. Manejaron un par de horas por lo menos, por distintos caminos, la mayoría como caminos alternos, ya sólo al final una carretera y nos dejaron en una pequeña ciudad, pero bien bonita, y lo importante es que ya se habían alejado de las revisiones fronterizas, como que las esquivaron porque decían que ya estábamos como a 60 kilómetros de la frontera [canadiense]”.

De ahí, Mario viajó a Nueva York por autobús. “Ellos me dijeron exactamente lo que tenía que hacer y llegué con mis hermanos”.

Mario pagó cuatro mil 750 dólares al “coyote” por ayudarlo a cruzar. “Hasta más barato sale desde allá [la frontera norte de Estados Unidos]”, detalla el mexicano. “Ahora sí a hacer las cosas bien, a trabajar, a cuidarme y a portarme bien para que no se fijen en mí y me vuelvan a sacar”, concluye.

Antes de llegar a la frontera con Canadá como jefe del sector Swanton, en Vermont, el oficial Jason Owens estuvo como jefe de Sector de la Patrulla Fronteriza en Laredo, Texas y antes había sido jefe de Operaciones en Río Grande, Texas. Es un agente con muchos años de servicio y experiencia y reconoce que la frontera de Estados Unidos con Canadá, a pesar de los peligros que implica, es una puerta inmensamente grande y abierta.

A esto hay que sumar que, por pactos binacionales entre esos países, no pueden construir muros ni enviar soldados ni poner tecnología de guerra como sensores de movimientos, drones, vallas, visores nocturnos, rayos infrarrojos y otros elementos presentes en la frontera sur de Estados Unidos.

En la actualidad se calcula que hay alrededor de 24 mil agentes de la Patrulla Fronteriza en la Unión Americana, de los cuales un promedio de 18 mil están en la frontera sur con México; 4mil están en la frontera con Canadá y alrededor de 2 mil hacen las tareas administrativas del país.

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