.- “¡No es posible, Dios mío! ¿Por qué?, ¡Dios mío!”, son las expresiones de "Carlos", un cubano que llora frente a la explosión que se registró el viernes pasado en el tradicional hotel Saratoga , frente al Capitolio y que ha dejado al menos 18 muertos, incluidos un menor de edad y una embarazada, y 64 hospitalizados, contando 14 niños. Estas cifras no son definitivas y podrían subir en las próximas horas.

Mirando hacia el cielo, como buscando una respuesta de un ser supremo, "Carlos” alza sus manos y suplica “¡Perdón! ¡Perdón!”.

Él, quien viste playera verde adornada con la imagen del Che Guevara y su gorra roja con la bandera cubana saltó los filtros de seguridad para ver por sí mismo lo ocurrió a este hotel construido en 1880 y que se encontraba en vísperas de reabrir.

Un grupo de vecinos se acercan al hombre y le exhortan a que se siente en una de las bancas del Parque de la Fraternidad se encuentra frente a los restos del hotel para reconfortarlo, mientras de fondo se observa a rescatistas laboran en los primeros cuatro pisos del hotel que han quedado totalmente destruidos y que amenaza con venirse abajo.

El color verde de lo que fueron sus paredes desaparecieron para dar paso a que su estructura fuera desnuda y donde se observan sillones, colchones y muebles que esperaban ser ocupados tras su rehabilitación.

“Se tendrá que demoler”, comenta un policía a su compañero ante el lamentable escenario.

Habitantes lamentan destrucción del hotel Saratoga

Un busto del presidente mexicano Benito Juárez , localizado en el parque, justo a un costado del hotel es testigo de cómo familiares de personas desaparecidas piden a los policías que se encuentran resguardando la zona afectada que los dejen pasar para ayudar con las labores, a lo que los elementos de seguridad se los impiden pues son trabajos delicados.

La preocupación se deja ver en sus rostros y cuyas lágrimas se confunden con las gotas de la lluvia que por varios minutos dejó caer sobre La Habana y que ayudó a refrescar, aunque sea por unos momentos, el fuerte calor de la capital de la isla.

Casi en la esquina del Capitolio y la calle Dragones, decenas de curiosos se acercan a ver las labores que llevan a cabo docenas de bomberos y rescatistas , mientras el fuerte sol cae en esta zona de la capital cubana.

Lee también:

Uno de estos curiosos es Juan, un vecino de la calle San Miguel, quien señala que desde que se enteró de la noticia acudió de inmediato para saber si ahí se encontraba su amigo, quien labora por la zona, pero tras escribirle por WhatsApp para saber si estaba bien y no obtener respuesta acudió al hotel.

“Es una tragedia porque este hotel siempre lo hemos visto desde niños mi papá, mi abuelo, yo, mis hijos, mis nietos, todos. Son cosas que no te esperas que pesen, que gente muera por este accidente". Sobre su amigo, dice: "Espero que (...) esté bien y no haya estado cerca del hotel”, confía.

vare