San José.— La ex presidenta costarricense Laura Chinchilla Miranda, jefa de la misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para observar los comicios generales de mañana en Brasil, dijo que el panorama en el país está crispado.

Son las elecciones “más controversiales de la historia reciente” de esa nación, declaró en una entrevista con EL UNIVERSAL. En Brasil, con más de 208 millones de habitantes y 147 millones de electores, se elegirán presidente y vicepresidente, senadores y diputados nacionales, legisladores estatales y del Distrito Federal y gobernadores y vicegobernadores.

Si ninguna papeleta de presidente y vicepresidente obtiene mañana más de 50% de los votos, el próximo 28 de octubre habrá una segunda ronda entre los dos aspirantes que en primera reciban más sufragios.

La jornada, advirtió Chinchilla, se realiza en medio de una crisis económica y de escándalos de corrupción como Lava Jato.

La presidenta de Costa Rica de 2010 a 2014 asumió un desafío en Brasil: es la primera vez desde 1962, cuando fueron creadas las misiones electorales de la OEA, que el organismo observa unos comicios brasileños.

Brasil “es uno de los pocos países” del área que generalizó la urna electrónica, que es “un sistema muy legitimado ante la población”, adujo.

¿Cómo describe el panorama en Brasil?

—El clima electoral que vive Brasil está crispado. Estas elecciones son las más controversiales de la historia reciente de este país y se caracterizan por la polarización del discurso político. Eso tiene raíces en múltiples fenómenos. Brasil atraviesa tiempos difíciles en economía y en desempeño de las instituciones políticas, severamente criticadas y valoradas por los ciudadanos especialmente por la corrupción, en evidencia con Lava Jato.

Son elementos que se acumulan. Es una jornada en un contexto político complejo. De ahí la importancia que esta elección, lejos de abonar al agravamiento de las circunstancias, se pueda convertir en una convocatoria cuyos resultados se generen con gran solidez, con legitimidad y que, a partir de ellos, Brasil pueda definir una ruta.

¿Hay voluntad para reconocer el resultado?

—Generó preocupación la declaración de algún candidato, pero fueron posteriormente aclaradas o ampliadas. Será en primera ronda como en segunda, si llega a haber, cuando veremos si existe voluntad de aceptar los resultados. Hacemos un llamado a la población a participar en esta jornada, de la manera más reflexiva. En Brasil está imperando un fuerte movimiento en redes sociales de fake news. Visitamos ONG que las combaten.

El llamado es para respetar la decisión de la autoridad electoral que se emita [mañana], en tanto la jornada transcurra con relativa normalidad. Hasta ahora no se ha puesto sobre la mesa ninguna denuncia que haga presumir la alteración de resultados. No nos ha llegado ninguna denuncia concreta, debidamente respaldada. Esperamos que las cosas acontezcan con relativa normalidad.

¿Cambió el sistema para financiar a los partidos?

—Vemos avances importantes en la mejora de los mecanismos para contener, por lo menos con cambios de leyes, el peso de los intereses privados en la política. Se estrena una legislación que prohíbe expresamente las donaciones de empresas privadas a la política. El mayor rezago es la bajísima participación de la mujer en puestos de elección.

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