Washington.— El gobierno de Estados Unidos no descansa en su objetivo de hacer cada vez más duro el proceso migratorio en el país. La última idea es multiplicar casi por 10 los costos de presentar una apelación a órdenes de deportación, convirtiendo el sistema migratorio estadounidense todavía más en un sistema clasista al que sólo tendrán acceso aquellos con recursos económicos.

Según un reporte de BuzzFeed News, el gobierno de Donald Trump estaría evaluando subir las tasas de presentación de apelación en casos de migración hasta los 975 dólares, para un trámite que ahora cuesta 110 dólares.

Desde hace meses, el gobierno estaría estudiando cómo “ajustar las tasas de ciertos procesos y apelaciones tras un análisis económico de sus costes”. En este sentido, varias autoridades judiciales, según el reporte del portal de noticias, habrían recordado que el costo de las tasas para migrantes no ha aumentado desde 1986, a diferencia de otros tribunales y procesos judiciales.

Para muchos activistas proinmigrantes, la decisión, de instaurarse, causaría serias dudas sobre si hay justicia y garantía de libre proceso en las cortes migratorias. Es casi una certeza que una acción de este calibre sería llevada a los juzgados por estas organizaciones.

La idea todavía estaría en una fase preliminar de borrador.

El muro, muy caro. Si el endurecimiento del trato a los migrantes parece que está siendo exitoso, las cosas no están saliendo tan bien en otros aspectos, como la construcción del muro en la frontera con México. Documentos judiciales revelaron a principios de semana que el gobierno desistía de la construcción de tres tramos de la valla por su alto costo.

Tras el éxito en el Tribunal Supremo del mes de julio, que permitió a la administración Trump usar 2 mil 500 millones de dólares del presupuesto del Pentágono dedicado a acciones antidroga para infraestructura fronteriza, las autoridades han tenido que poner el freno de mano en la celeridad de la construcción que deseaban.

Documentos judiciales revelaron que el gobierno de Trump ha tenido que cancelar tres proyectos fronterizos, que tenían que ser financiados con los ahorros que esperaban acopiar de media docena proyectos aprobados y autorizados por el Departamento de Defensa hace menos de un mes.

Estados Unidos esperaba unos costes “menores de los esperados” para hacer caja y construir 20 millas (32 kilómetros) adicionales; sin embargo, esta semana decidieron dar marcha atrás por el alto coste de la construcción.

Hace justo una semana, el comisionado interino de Protección de Fronteras y Aduanas, Mark Morgan, esquivaba preguntas sobre el sobrecosto que podría acarrear la construcción del muro en varios sectores, especialmente si se quería cumplir el deseo de Trump de pintarlo de color negro para que absorba el calor y terminarlo en punta, dos características que según el presidente dificultarían su traspaso.

Daños arqueológicos. Por otra parte, documentos internos del Servicio Nacional de Parques publicados por el diario The Washing- ton Post alertaron que la construcción del muro podría afectar e incluso destruir 22 sitios arqueológicos en asentamientos de poblaciones del desierto de Sonora.

Se trata de zonas en el Monumento Nacional Organ Cactus Pipe, en Arizona, conocido como el hogar de los majestuosos y gigantescos cactus saguaros.

Hasta ahora, las principales preocupaciones eran de carácter medioambiental, que el gobierno de Estados Unidos está dispuesto a violar con la emisión de salvoconductos que evitan el cumplimiento de la normativa y el abandono de toda protección medioambiental y del ecosistema, acciones que los grupos ecologistas han tratado de combatir en las cortes, sin éxito. La preocupación arqueológica podría alterar la celeridad con la que Trump quiere entregar a sus votantes el muro que les prometió.

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