Washington/Moscú.— El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, impuso ayer una dura batería de sanciones contra Rusia y expulsó a 10 miembros de su legación diplomática por el supuesto ciberespionaje ruso y la injerencia en las elecciones de EU, aunque tendió la mano al Kremlin para dialogar.

Biden dijo al mandatario ruso, Vladimir Putin, que “llegó el momento de la desescalada”. El demócrata calificó las medidas como “una respuesta medida y proporcionada” a lo que calificó como acciones hostiles de Moscú.

El mandatario estadounidense estimó que una comunicación en directo con Putin podría establecer una “relación más efectiva” y afirmó que el líder ruso concordaba con esta tesis.

Biden indicó que la cumbre propuesta a Putin podría tener lugar este verano boreal en Europa y que sería una oportunidad de “lanzar un diálogo de estabilidad estratégica”.

Putin todavía no ha respondido, pero el mandatario indicó que los equipos están discutiendo “ahora mismo” esta posibilidad.

Biden emitió una orden ejecutiva proclamando una emergencia nacional “respecto a la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional, política exterior y economía de EU”, que suponen las actividades “dañinas” de Rusia en el exterior.

En un llamada con periodistas, funcionarios de la administración aclararon que EU no busca una escalada de tensión con Rusia pese a estas acciones.

Sobre los 10 miembros de la misión diplomática rusa expulsados, el gobierno estadounidense únicamente ha aclarado que entre ellos hay “representantes de los servicios de Inteligencia rusos”. Estados Unidos ha sancionado, además, a seis empresas tecnológicas de Rusia a las que acusa de apoyar a la Inteligencia de ese país.

Atribuye a agencias de espionaje rusas, específicamente al Servicio de Seguridad Federal, la Dirección de Inteligencia y el Servicio de Inteligencia Exterior, el ciberataque masivo contra sistemas del gobierno y grandes compañías estadounidenses a través del programa SolarWinds. Hasta ahora, sólo había hablado de sus sospechas de que Rusia estuvo detrás de ese hackeo, supuestamente iniciado en 2019, pero ayer aseguró que sus servicios de inteligencia están “completamente seguros” de esa acusación.

EU ha sancionado también a 16 compañías y 16 individuos rusos por su supuesta injerencia de los comicios electorales estadounidenses de 2020 “por órdenes del liderazgo del gobierno ruso”. Medidas similares ha adoptado el Ejecutivo de Biden, en colaboración con la Unión Europea (UE), el Reino Unido, Australia y Canadá, contra cinco personas, dos empresas y un centro de detención por “la ocupación de Rusia de la región de Crimea, de Ucrania, y los graves abusos de los derechos humanos contra la población local”. Otro de los motivos esgrimidos por las autoridades estadounidenses para imponer esta batería de sanciones son las informaciones sobre recompensas ofrecidas por Rusia al Talibán para que atacaran a militares de EU en Afganistán.

Con los anuncios, quedan bloqueadas todas las propiedades que los sancionados pudieran tener en EU y se prohíbe a los estadounidenses y a las personas que residan en este país cualquier transacción con las personas y entidades designadas.

En paralelo a estas penalizaciones, el Departamento del Tesoro de EU ha emitido una orden que prohíbe a las instituciones financieras estadounidenses participar en el mercado principal de bonos emitidos a partir del próximo 14 de junio por el banco central ruso y otras instituciones del país, en un intento de coartar su venta de deuda soberana.

Rusia prometió una respuesta “inevitable” a las sanciones decretadas por Estados Unidos en su contra, y convocó al embajador estadounidense en Moscú para una “conversación difícil”.

“Estados Unidos no está listo a aceptar la realidad objetiva de un mundo multipolar, sin hegemonía estadounidense (...). Un comportamiento agresivo de este tipo recibirá una fuerte respuesta. La respuesta a la sanciones será inevitable”, declaró la portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajárova. “Washington debe entender que tendrá que pagar el precio del deterioro de las relaciones bilaterales. La responsabilidad de lo que está sucediendo recae enteramente en Estados Unidos”, agregó la portavoz.

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