Washington.— El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puso a su número dos, la vicepresidenta Kamala Harris, al frente de los esfuerzos de su administración en el trabajo para dar respuesta a la situación que se vive en la frontera entre EU y México con la llegada de inmigrantes, siendo la figura que liderará el esfuerzo y será punto de contacto y representante de la Casa Blanca con los gobiernos de México y los países centroamericanos para tratar de frenar un flujo que Washington insiste que no es una crisis.

La situación en la frontera se ha convertido en el primer gran dolor de cabeza de la administración Biden, y el mandatario estadounidense no ha dudado en colocar a su mano derecha al frente de los esfuerzos para domar la situación. “Es la persona más calificada para hacerlo, para liderar nuestros esfuerzos con México y el Triángulo Norte” y ella “aceptó liderar nuestro esfuerzo diplomático y trabajar con esas naciones para aceptar a los retornados y mejorar la aplicación de la ley de migración en sus fronteras”, dijo Biden.

“Cuando ella hable, hablará por mí y no tiene que consultarlo antes conmigo”, añadió, subrayando el poder de acción que tendrá la vicepresidenta.

El anuncio llegó el día después que una delegación de alto nivel estadounidense tuviera reuniones en México para tratar el asunto migratorio, en las que si bien no se llegó a ningún acuerdo concreto sí se empezaron a sentar las bases de qué sería necesario para tratar de atajar el problema en la raíz, en un intento de solucionar las causas de la migración hacia el norte.

La decisión de Biden remite a lo que él mismo vivió cuando era vicepresidente de Barack Obama. Tras la crisis de migrantes de 2014, Obama le puso al frente de lo que se denominó Alianza para la Prosperidad, un plan regional que apostaba por una gran inversión multimillonaria en Guatemala, Honduras y El Salvador para mejorar la situación en los países de origen de los migrantes, abordando múltiples factores.

Ahora, años después y ante una nueva situación de migración, Biden también decidió poner a su número dos al frente de las tareas de esfuerzo multilateral y diplomático para frenar la migración desde el denominado Triángulo Norte y México.

“Si se hace frente al problema en el país [de origen], se beneficia a todos. Nos beneficia, beneficia a la gente, hace crecer las economías ahí”, apuntó Biden. “Desafortunadamente, la última administración eliminó ese financiamiento y no participó en él, no lo usó, a pesar de que había más de 700 millones de dólares para ayudar a lograrlo. Estamos restableciendo ese programa”, añadió.

El presidente de EU reconoció que existe un “aumento significativo” en el número de migrantes queriendo llegar a la frontera, algo que “empezó con la anterior administración, pero es nuestra responsabilidad lidiar con ello, con humanidad y tratando de frenar que eso ocurra”.

La vicepresidenta reiteró el mensaje que hace días lanzó el gobierno de EU a los migrantes: “No deben venir a la frontera ahora”, se mostró impaciente por empezar a abrir canales diplomáticos y de diálogo con todos los sectores sociales de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, así como otros países del continente para “fortalecer la democracia y el Estado de derecho y asegurar la prosperidad en la región”, e hizo un llamado al Congreso de EU para que se una al esfuerzo.

“No hace falta decir que el trabajo no será fácil, pero es importante”, remarcó Harris. Si bien las cifras de llegada de inmigrantes a la frontera no son un récord histórico, eran de esperarse y según los expertos no pueden considerarse de crisis, el sistema migratorio sí se está viendo desbordado por la cantidad de menores no acompañados que están llegando a su territorio, y que está evitando expulsar manteniéndolos en albergues que no pueden atajar la gran cantidad que arriba, hacinándolos en instalaciones que no son adecuadas a sus necesidades.

Además, la situación real en la frontera, especialmente en los albergues para menores no acompañados, sigue siendo todo menos transparente. Ayer, por primera vez en el mandato de Biden, una cámara de televisión (de la cadena NBC) fue autorizada para ser la representante de los ojos de todos los periodistas del mundo que exigen desde hace días poder visitar de primera mano las instalaciones. La mínima apertura se produce en el marco de una visita de miembros del Congreso a uno de los centros de refugio de Texas.

El Departamento de Salud confirmó que la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA) abrió un nuevo albergue de urgencia para acoger a los menores no acompañados que están desbordando el sistema. La instalación se ubica en el Centro de Convenciones de San Diego, y tiene capacidad para mil 400 niños migrantes. Se une a los otros cinco centros ya operativos, que en su conjunto tienen camas para más de 7 mil 800 menores.

“Es un problema enorme, no voy a pretender que no lo es”, confesaba horas antes Harris sobre la situación en la frontera, en una entrevista matinal a la cadena CBS. Una situación que “no se va a solucionar de la noche a la mañana”, añadió.

En ese sentido, la cadena NBC reportaba que el equipo de Biden, días antes de la toma de posesión y mientras estaba en los trabajos de traspaso de poder, alertó al gobierno de Trump de que era urgente incrementar el espacio de albergue por la previsión de menores migrantes que podían llegar. “Se quedaron cruzados de brazos”, se quejó una fuente del equipo de transición, “era increíblemente frustrante”.

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