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Hablar de Ámsterdam, Países Bajos, es hablar de dos de sus atractivos turísticos principales: el llamado barrio rojo y las coffee shops.
El primero, ubicado en la parte antigua de la ciudad, es el más visitado por los turistas que, curiosos, se acercan atraídos por el placer de lo prohibido: los escaparates donde las trabajadoras sexuales ofrecen sus servicios.
Ámsterdam es una de las 13 ciudades holandesas donde existe la prostitución en los escaparates. En los Países Bajos es legal desde 1911, de acuerdo con el sitio Disfruta Ámsterdam.
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Como cualquier empleado, las trabajadoras sexuales pagan impuestos, así como la renta de los escaparates, que aparecieron por primera vez en el siglo XVII. Desde entonces, se convirtió en un “debe” para los turistas curiosos. Que en la misma zona se ubique la iglesia Oude Kerk o el Museo Amstelkring hace este tour más atractivo.
La pandemia de Covid-19 afectó fuertemente el barrio rojo, obligado a cerrar sus cortinas. Poco a poco, se ha ido recuperando. Pero ahora, una propuesta de la alcaldía para “mudar” esta zona a los suburbios ha despertado el rechazo de las trabajadoras sexuales, así como de ciudadanos que se niegan a que tener los escaparates “al lado”.
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Ámsterdam es conocida también por sus populares coffee shops, donde es legal el consumo de marihuana y de hachís.
Curiosamente, en estos “cafés” no se venden bebidas alcohólicas, y tampoco se permite fumar tabaco ni consumir, o vender, “drogas duras”.
Ámsterdam: marihuana en todas sus formas
En cambio, señala el sitio web citado, se puede consumir marihuana de múltiples formas: tomándola en forma de té, fumándola en pipas de agua, e incluso en pastelillos horneados a base de cannabis.
Para aquellos que sólo quieran curiosear y pasar el rato, en estas coffee shops se vende café y bebidas no alcohólicas. Eso sí, es inevitable que le llegue al visitante el humo de la marihuana de quienes sí consumen.
Aunque en un primer momento este tipo de “cafés” fueron muy populares en la ciudad, y llegó a haber casi mil, hoy apenas sobreviven unos 150. ¿La razón? La presión, desde distintos sectores, para reducir el “turismo sexual y de drogas”.
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asf/rcr