Bruselas.— La semana pasada, Lyra McKee, una periodista y novelista que escribía sobre el conflicto de Irlanda del Norte, así como sobre las implicaciones de asumir la homosexualidad en el Úlster, salió a las calles de Derry con motivo de las protestas convocadas para recordar el Alzamiento de Pascua de 1916.

La joven de 29 años perdió la vida luego de que resultara herida en la cabeza por un disparo perpetrado por disidentes republicanos vinculados con el nuevo IRA (Ejército Republicano Irlandés).

El asesinato de McKee es más que una tragedia para el gremio periodístico, indica la Federación Internacional de Periodistas y Reporteros Sin Fronteras: refleja el difícil momento por el que pasa una región marcada por la amenaza de la división sectaria. Son más de dos años desde que los norirlandeses viven un vacío de poder, según la Oficina del Servicio Civil de Irlanda del Norte.

Los Acuerdos del Viernes Santo establecieron hace 21 años que para garantizar la paz, las dos fuerzas políticas más grandes, los republicanos del Sinn Fein que sueñan con una Irlanda unida, y los unionistas del DUP, defensores de la permanencia de Irlanda del Norte en Gran Bretaña, debían gobernar en coalición.

El frágil matrimonio llegó a su fin en enero de 2017. Desde entonces, el diálogo se ha contaminado por diversos factores; entre otros, por la alianza establecida entre los tory y los unionistas en busca de la mayoría en la Cámara de los Comunes, y las posturas encontradas del DPU (a favor de salir de la UE) y el Sinn Fein (por la permanencia) respecto al Brexit.

En una conferencia sobre el Brexit, Katy Hayward, socióloga de la Universidad de Queen, aseguró que las perspectivas de abandonar la Unión Europea (UE) han complicado la posibilidad de acercar posturas, debido a que se enmarcan en un contexto de identidad nacional, soberanía y el establecimiento de fronteras.

A la tensión política habría que añadir la demográfica. La población católica superará a la protestante en 2021, prevé Paul Nolan, un experto en tendencias sociales y el proceso de paz. Se suman una serie de incidentes desestabilizadores. En enero un coche-bomba estalló junto a un tribunal de Derry, mientras que en marzo fueron enviados desde Irlanda diversos paquetes explosivos a diferentes direcciones postales de Reino Unido.

El miércoles pasado, los líderes políticos, desde Theresa May y Leo Varadkar, hasta Mary Lou McDonald, del Sinn Fein, y Arlene Foster, del DUP, hicieron a un lado sus diferencias para despedir a la periodista.

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